Lanzarote: Cómo es posible la elaboración de grandes vinos en condiciones extremas
A pesar de las condiciones adversas para el cultivo de la vid. La variedad Listán Negro es capaz de producir grandes vinos en las tierras volcánicas de Lanzarote
Lanzarote, como todas las Islas Canarias, es tierra de volcanes y fuego. El Timanfaya estuvo fuertemente activo durante el siglo XVIII, algo que cambió por completo la isla. Pero el ser humano también ha sabido aprovechar esta gran transformación. Así es que como, hoy, los vinos de Lanzarote son reconocidos en muchos lugares.
Tal y como nos cuenta Pedro Castillo, sumiller de disfrutaelvino.net, en las Islas Canarias la varidad de uva más común es el Listán Negro, al que muchos de los productores de vino locales abogan por el uso de la maceración carbónica como medio para darle un toque más suave y aromático. Muchos productores de las Islas Canarias están a favor del uso de la maceración carbónica para producir un vino más suave, afrutado y de medio cuerpo que puede ser muy aromático.
"El vino que salió de un volcán". Así podríamos llamar a todos los vinos de Lanzarote. Remontándonos un poco en la historia, tenemos que viajar hasta 1730 para ver la primera gran erupción del Timanfaya de la que tenemos registros. Durante seis años, la lava fue fluyendo por la zona sur de la isla, enterrando nueve pueblos diferentes. Menos de cien años después, en 1824, otra vez el volcán decidía activarse, de nuevo provocando destrozos y obligando a la población a emigrar. Estos dos eventos transformaron el suelo de la isla de manera irrevocable, además de cubrir toda la tierra de varios centímetros de ceniza. Pero, aun así, los lanzaroteños lograron sacar adelante la producción de sus viñedos.
A base de probar, trabajar y reinventar la agricultura, poco a poco se fue encontrando la manera de superar esta situación. A pesar de que esta capa de ceniza, de dos metros en algunos puntos, impide el crecimiento natural de cualquier cultivo, las técnicas han evolucionado para conseguirlo. Así, nos encontramos por ejemplo con la forma de plantar las cepas. Debido a que, bajo el manto oscuro, la tierra sigue siendo muy fértil, se cavan hoyos en forma de embudo para introducir entre una y tres vides por cada uno.
Por otro lado, no olvidemos que el viento es un gran enemigo de las uvas, y algo que no falta en Lanzarote. Por esto se edifican pequeños muros de piedra, de unos 60 o 70 centímetros, en forma de semicírculo para proteger las plantas del viento frío y la ceniza que llega con él.
Otro elemento a destacar es la escasez de lluvia. Un aspecto más que parece en contra de producir vinos en Lanzarote, pero que se ha sabido sortear. La capa lapilli sobre la tierra fértil consigue que el poco agua que llega se filtre muy rápido, sin tiempo a evaporarse, manteniendo además una temperatura constante.
"Algunos de los vinos más conocidos de la variedad de Listán Negro son: La Solana, Migán, El Ciruelo, Puro Rofe, Bimbache Tinto y Suertes del Marqués Candio, que cuentan con un estilo muy diferenciado a por ejemplo un Ribera del Duero clásico como Pago de Carraovejas" añade Pedro, "De una parte, la uva canaria crece en racimos medianos y compactos, con un color azul negruzco y de pulpa jugosa. Nos ofrecen así unos tintos jóvenes muy frescos, aromáticos y afrutados. Mientras que el Pago de Carraovejas se trata en su mayoría (un 93%) de variedad Tinta fina, con toques de Cabernet Sauvignon y Merlot. Sus tonos rojizos concuerdan con el intenso olfato de aromas frutales, con remates de flores silvestres y regaliz."