Cuatro años después, no estamos mejor
Una vez más los canarios nos situamos a la cabeza, pero de la cola. Y lo hacemos tanto en las listas de espera sanitarias, somos los que más esperamos para una operación o para que nos atienda un especialista de todo el país, como en creernos todo lo que nos cuentan los que van a cambiar las cosas.
Hace cuatro años el Gobierno de Pedro Sánchez de la mano del también socialista Ángel Víctor Torres y su Pacto de las flores, que iba a traer la progresía a las islas, anunciaban un golpe de timón y cambio de las cosas para Canarias. Cuatro años más tarde, las cosas no sólo siguen como están sino que están aún peor de lo que estaban. Si queremos, si necesitamos, más bien, que nos operen, por estas tierras nos toca esperar casi un mes y medio más que a un catalán o a un madrileño. Un total de cinco meses de media, que se dice pronto.
Pero no es lo único. Además, estamos a la cola de todas las comunidades autónomas en cuanto a equilibrio e igualdad social, solamente superadas en el estado español por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
La situación se ha vuelto muy complicada: casi un 36% de la población está en riego de pobreza. Y lo que es peor, el hecho de tener empleo no es sinónimo de salir de la pobreza. No hace mucho Lancelot salía a la calle a preguntar a los conejeros si eran felices y, en caso contrario, para saber por qué no lo eran. Lo cierto es que la respuesta no nos sorprendió: los lanzaroteños tienen trabajo, pueden comer, pero han visto perjudicado su nivel de vida en los últimos tiempos por una inflación creciente e imparable que ataca a todos los productos básicos: cesta de la compra, vivienda, electricidad o combustibles.
Más aún, el flamante nuevo gobierno Frankenstein anuncia ya una nueva ‘subidita’ de impuestos que para las clases medias bajas, que son casi todas en esta sociedad, va a suponer un nuevo sablazo a una economía ya maltrecha.
¿Cómo afecta a su bolsillo la inflación? Preguntábamos. Hombre, no paso hambre, pero me quito lujos. Si no puedo comer pescado o carne, siempre habrá para arroz. La respuesta deja clara la situación.
En resumen: a la cabeza de las desigualdades sociales, de las listas de espera y con miedo de ir al supermercado o a la gasolinera para ver los nuevos precios que marcan los productos básicos.
No, no estamos mejor. Cuatro años de gobierno socialista no nos han dado lo que prometían. Llegan otros cuatro años más, miedo nos da que escribiremos al respecto en 2027.