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Que el Tío Sam no nos nuble el juicio

Por Sigfrid Soria

 

Se han producido ciertos cambios en los últimos meses y semanas que están modificando la geopolítica y las estrategias comerciales.

 

EEUU ha pasado de ser el mayor comprador de petróleo del mundo a aspirar en breve a ser autosuficiente e, incluso, exportador de crudo. Esto ha producido una drástica reacción de la OPEP, que ha desencadenado el desplome del precio del petróleo, con la que procura neutralizar la causa del cambio de paradigma de los EEUU: el fracking. Este hecho ha afectado gravemente tanto a Rusia como a Venezuela. Al primero le ha afectado en un momento de alta tensión con los EEUU por el conflicto en Ucrania, dejándole en una situación inesperada de desventaja. Al segundo le ha afectado en una coyuntura de extrema debilidad del socialismo populista en América Latina en la que Venezuela está al borde del colapso, Argentina al límite del descrédito y Cuba dependiente de todos.

 

Ante la posibilidad teórica de que Rusia y China, que ya han maniobrado buscando nuevas alianzas, sustituyeran la intensa relación de Venezuela con Cuba, los EEUU han reaccionado ágilmente consiguiendo un doble objetivo: por una parte le han ganado la partida comercial y política al eje oriental Ruso-Chino, ocupando su espacio natural en Cuba. Por otra parte, han asestado un golpe mortal al socialismo populista propiciando un nuevo escenario en América Latina controlado por la Administración USA.

 

Más allá de los análisis geoestratégicos y económicos, ¿dónde está el verdadero problema? A mi juicio, el problema estriba en que creamos, porque así se está vendiendo, que el restablecimiento de las relaciones comerciales de los EEUU con Cuba responde a un repentino brote de ansia democrática de Obama o de Castro. Y me refiero a ello como problema pues el Pueblo cubano va a seguir con las mismas carencias de derechos humanos, los presos políticos van a continuar en las cárceles y la restricción de movilidad y libertades van a permanecer mientras se enfilan los 60 años desde que los cubanos eligieron a su último presidente. Que los intereses de los EEUU y los dólares no nos nublen el juicio ni enmascaren la realidad.

 

 

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