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Las trampas de un poder en la “sombra”

Por Antonio Coll

 

Después de la celebración de las elecciones primarias por parte del PSOE insular, se ha desatado una situación beligerante interna, iniciada públicamente, con la marcha del histórico socialista, Andrés Fuentes y otros. La mayoría de los analistas políticos e incluso, militantes del propio PSOE, el conflicto suscitado, hay que revestirlo en una falsa campaña interna, propiciada por una fracción que perdieron, precisamente, las primarias, ya que sus candidatos, en distintas corporaciones, no se alzaron con el triunfo. Ahora, con la complicidad de la propia cúpula socialista insular, los “perdedores”, intentan darle la vuelta a la “tuerca”, presionando para que, por ejemplo, el elegido candidato a la alcaldía de Arrecife, José Montelongo, se retire a petición propia o utilizando el comité federal para obligarle a cesar como candidato. La excusa, su imputación, sin aún celebrarse juicio oral. Esta reconsideración, es el principio de la batalla iniciada para, de una forma u otra, conquistar cotas de poder en la dirección del PSOE insular. Y, en medio de esta situación provocada, se encuentra el Plan Insular de Ordenación del Territorio y el Plan Supletorio Urbano de Arrecife, además del Plan Especial de La Geria. Tres planes estratégicos, de vital importancia, para el progreso de la isla.

 

En este sentido, en las nuevas maniobras de un sector minoritario socialista, se sigue las mismas reglas del pasado, que pasa por someter los intereses generales solo para conquistar un “poder” político ilegítimo, en el caso que nos ocupa. Poco importa que los planes se aprueben. Poco importa que se dañe la imagen del propio partido, desafiando la legitimidad de las urnas, para de forma disfrazada, tener el supuesto control del Partido y, de esa forma, “ellos” marcar las directrices a seguir. Es responsabilidad del consejo insular socialista de permitir que dichos desafíos permitan un poder paralelo o en la sombra. Una buena parte de la militancia socialista sabe, perfectamente, que se está de nuevo minando un terreno, que, a todas luces, puede perjudicarle en las próximas elecciones autonómicas y municipales. Precisamente, una significativa derrota electoral, puede ofrecer un panorama favorecedor a los intereses de los que quieren seguir manejando al partido. Bien es sabido que, en los actuales tiempos convulsos, económico y políticamente hablando, pocos elegidos pueden decidir la gobernabilidad en las corporaciones municipales, en el Cabildo y en el propio Parlamento de Canarias. Hoy sucede. El PSOE hoy cogobierna la primera institución de la Isla, el Ayuntamiento de Arrecife y el Ejecutivo canario, a pesar de ser la tercera fuerza política elegida.

 

Los problemas internos tendrán que resolverlo los socialistas. Pero la Isla no puede esperar a que los planes de ordenamientos y especiales sufran de nuevo retrasos, por los caprichos y trampas de unos cuantos. Sería intolerable y de gran magnitud política que ello sucediera.

 

Gran parte de la sociedad lanzaroteña está desconcertada y, afirmaría, indignada. Mientras el desempleo no tiene visos de regularse al alza, determinados partidos políticos se alejan de poner los cimientos imprescindibles para un desarrollo sostenible de la isla; se alejan de crear una atmósfera transparente y nítida, con el objetivo de avanzar e implantar las infraestructuras necesarias, a través de inversiones públicas y privadas.

 

Afrontar seriamente el destino de la isla de Lanzarote se hace incuestionable para garantizar un futuro más prometedor a todos los pobladores de la isla. El progreso de Lanzarote no puede estar en manos de “poderes” que actúan desde la “sombra”, debilitando la verdadera democracia, en defensa de intereses perversos y en contra del bien común.

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