Crónica de un lanzaroteño en la cima del mundo
Joel Delgado consigue hacer cumbre en el Himlung Himal de 7129 metros de altura
Joel Delgado lo ha conseguido. El lanzaroteño ha hecho cumbre en el Himlung Himal de 7129 metros de altura, superando en 1000 metros la incursión del año pasado en el Island Peak. Tras su hazaña ha enviado una crónica de su ascenso que dice asi:
Eran las 08.00 de la mañana del 15 de noviembre y me recogía mi Sherpa Pemba en el hotel Fuji, saliendo de Katmandú en una pequeña Toyota Hiace acompañado con gentes de todas partes, sospecho que es un vehículo de transporte regular, llegamos hasta Besi Sahar que es una ciudad al noreste de Katmandú, cerca de la región de los Annapurnas.
Tras más de 7 horas de coche en esa Toyota por caminos intransitables y con las normas regulares y occidentales del tráfico como meros testigos, llegamos a Besi Sahar, pasando la noche allí, y saliendo por la mañana hacia Koto en un pequeño Jeep de origen indio llamado Mahindra, estos viajes comparten la versatilidad de viajar con otros viajeros o con lavadoras, neveras y otros enseres que requieren en los pueblos del interior de Himalaya.
Tras cinco horas de caminos de tierra, algunos tramos de cemento, cruce de ríos, puentes colgantes y demás llegamos a Koto. En Koto pasamos dos días esperando a otros dos españoles y a los chicos alemanes que finalmente iniciaran el Trekking de aclimatación hasta el campo base del Himlung Himal, tres días de caminatas largas pasando y haciendo noche en Meta, Chyakhu y Phu, en este último visitamos uno de los templos budistas más antiguos de la región, un pueblo tradicional y milenario. Los monjes y los feligreses nos ofrecieron una ceremonia de bienvenida y de buena suerte.
Mi gran sorpresa es que los dos españoles que me habían dicho que me acompañarían eran canarios, de Tenerife. Fefi y Antonio, una aparejadora (participó en la construcción del actual ayuntamiento de Arrecife) y un ilustre cartero de La Orotava.
Pero si eso fue ya sorprendente, lo más sorprendente fue conocer del extraordinario expediente de estas dos personas en la alta montaña. Para empezar Fefi es la primera y única mujer canaria en alcanzar cimas superiores a los 7000 metros de altitud, Fefi había escalado e Lenning en Kirguistán de 7136 metros de altura entre otros muchos picos de 6000 como el Pisang Peak y otros en Sudamérica e Himalaya. Pero si sorprendente es el currículum de Fefi, el de su pareja de aventuras Antonio es impresionante, y yo lo califico como el más completo de toda nuestra región canaria.
Antonio ha escalado del Lhotse de 8500 de altitud siendo esta la cuarta montaña más alta de mundo y solo superado por también tineferño Pedro Amador que ha escalado el Everest. Pero Antonio, tiene en su haber más picos de 7000 y de 6000 que cualquier otro montañero en Canarias. Ha recorrido los Andes en Sudamérica, el Atlas en África, los Alpes en Europa y el Himalaya en Nepal y Pakistán, ha tenido intentos en el Manaslu otro pico de 8000 y en el Broad Peak también de la misma medida.
Todavía no se entiende, salvo por su carácter totalmente humilde y desenfadado, que nadie en Canarias les haya hecho un reconocimiento a gran esta labor deportiva. Ambos viven la montaña con gran pasión y por supuesto, el Teide es su campo de entrenamiento. De los alemanes, finalmente nos dijeron que nos encontrábamos en el campamento base.
Tras eso, llegamos al campamento base a 4950 metros de altura, un campamento que se encuentra a más altitud que la montaña más alta de Europa, el Montblanc. En el campamento base nos pasamos 3 días antes de iniciar nuestra subida al campamento 1, allí conocimos a Maria una chica de Bulgaria que venía con un Sherpa freelance que había contratado los servicios del campamento base de la compañía con la que nosotros habíamos acordado esta expedición. Allí conocimos a los dos alemanes, Julia y Dann, dos personas fantásticas.
Como Fefi, Antonio y yo habíamos llegado antes, iniciamos el camino hacia el campamento 1, cruzando un glaciar y subiendo hasta los 5400 m de altura. El campamento 1 es un sitio frío, rocoso y enfrente de la montaña Nemjung. Desde el campamento 1 se podían ver con frecuencia los desprendimientos de esta montaña, siendo un gran espectáculo natural.
Al día siguiente salíamos hacia el campamento 2.5 situado a una altitud de 6200 m de altura, solo alojarme en ese campo 2.5 suponía haber superado en más de 80 m mi anterior marca en el Island Peak. Es importante señalar que para poder escalar una montaña de estas características es
necesario, previamente, haber hecho aclimatación, es decir, haber subido y bajado cotas de altitud cercanas a las pretendidas conquistar para evitar lo que se conoce como el mal de altura y otras enfermedades relacionadas con la falta de oxígeno en el aire.
Cuando conocí a Antonio y a Fefi, venían de haber hecho aclimatación en el Pisang Pick, una montaña cercana de 6100 m de altura. Ya en el campamento 2.5 que sería el punto de inicio para comenzar el ataque la cima la noche del 23 de octubre al 24 de octubre. Esta tarde comimos a las 14.00h y cenamos a las 18.30h, e iniciamos el ascenso a las 20.30 horas.
Noche fría y de poca visibilidad, y para empezar una gran muralla de hielo de 120 m de altitud con paredes del 40 y 48%, que era necesario superar con el uso de yumar y piolet para quien lo tuviera. Con gran ilusión Antonio y Fefi se vestían a mi lado y se preparaban para atacar la cumbre del Himlung Himal. Sin embargo, desde que me puse las botas y los crampones sabía que algo no iba bien. Iniciamos la salida por un sendero de nieve hasta dicha muralla y Antonio y Fefi subieron la muralla sin grandes problemas pero con un gran esfuerzo, y mientras, yo acabé esa muralla mucho más tarde y totalmente agotado, sin fuerzas para poder afrontar el resto de la escalada de la montaña, y en un acto que yo califico entre cabeza y responsabilidad decidí darme la vuelta junto a mi Sherpa, pues hacer el intento de escalar una montaña sin fuerzas es poner en riesgo a muchas personas.
Al día siguiente, por radio, nos enteramos de la grata noticia, de la cumbre de Fefi y Antonio, que habían hecho todo el recorrido en 12 horas desde la salida desde el campamento 2.5 y ya se disponían a bajar. Mientras mi Serpha y yo volvíamos al campamento base para planificar y recuperar fuerzas de cara a un segundo intento del Himlung Himal.
Allí, descansamos tres días y planifiqué junto a mi Sherpa, lo que comprendía que sería lo más adecuado para garantizar la seguridad primero y segundo el éxito de nuestro ascenso a la cima de la montaña.
Lo primero fue hablar de la alimentación, si quería tener fuerzas no podía estar a base de sopas y de noodle soups. Así que hablé con el jefe de cocina del campamento base y preparamos cuatro latas de atún, un bote de mayonesa y papas hervidas, lo suficiente como para pasar cuatro días de travesía en la montaña. Lo segundo fue hablar de aclimatación y de la estrategia de ataque. Como ya había pasado dos días en el campamento 1 y en el campamento 2.5 y además había hecho un intento que había sobrepasado los 6400 m se comprendía que mi aclimatación estaba completada, pero faltaba diseñar la estrategia de ataque.
No soy una persona acostumbrada al uso de crampones y botas de escalada por eso, existiendo un campamento 3 justo después de la muralla de hielo, mi propuesta fue la de realizar durante el día la muralla de hielo por la mañana, descansar en un existente campamento 3 a 6400 m de altura, justo después de la misma muralla y atacar por la noche la cumbre. Dicho plan fue aceptado por mi Sherpa y nos dispusimos a preparar lo
necesario. Mientras, Ghesman, el Sherpa de Maria cuestionaba dicho plan, alegando la existencia de mucho viento en el campamento tres, cosa que era cierta, pero totalmente solventable con la tienda de campaña y con la paciencia que nos caracteriza a los lanzaroteños con este elemento del tiempo.
Iniciamos nuevamente la subida al campamento 1 desde el campamento base, pasamos la noche allí, al día siguiente por la mañana volvimos a escalar 800 m hasta el campamento 2, y es importante decir que entre el campamento 1 y el campamento 2 ya es necesario el uso de botas y crampones para sortear las grandes paredes de hielo y nieve existentes en esa zona de la montaña. Ya desde el campamento 2 en la mañana posterior atacamos la muralla de hielo, mi Sherpa y yo esta vez en un tiempo récord de 50 minutos, nos dispusimos a descansar en el campamento 3 hasta las 22:30 de la noche que sería la hora de inicio de la escalada hacia la cumbre del Himlung Himal.
Efectivamente, en el campamento 3 hacía muchísimo viento y prácticamente no pudimos dormir durante todo el día, cenamos e iniciamos el ataque a la cumbre a las 22:38 de la noche, el viento nos acompañó durante todo el recorrido y mucho más fuerte de lo que realmente se esperaba, viento racheado, y con una fuerza que hacía bajar la sensación térmica entre 15 y 20° con lo cual se podría decir que estábamos a -25°. Afortunadamente, las capas de ropa que llevábamos, más los monos técnicos que teníamos hicieron su trabajo, pero no pudimos evitar la sensación de congelación sin grandes consecuencias de los tres dedos pequeños de ambas manos, que aún sigo sufriendo.
El ataque a la montaña fue duro, con unas condiciones extremas y en una noche totalmentecerrada, grandes paredes de nieve y hielo se iban su superponiendo a medida queavanzábamos, la falta de aire se agudizaba con cada paso que íbamos dando y misgrandes compañeras de esa noche fueron un bote de leche condensada que me había prestado Antonio y una Coca-Cola que guardaba dentro de mi chaqueta térmica, a esas temperaturas cualquier cosa expuesta en poco tiempo se congela. Para superar la falta de oxígeno y el disparatado sentir de mi ritmo cardíaco, lo que hago es dar entre 15 y 20 pasos en subida, y parar entre 15 y 20 segundos para normalizar la respiración y el ritmo cardiaco.
Mientras el Yumar y las cuerdas fijas nos ayudaban a avanzar y asegurarnos, pues el viento procuraba que ocurriese lo contrario. Pemba y yo solos en la montaña. Cuando apenas faltaban 40 m para la cima y unos 25 minutos para llegar, noto que mis Sherpa Pemba, un chico de 24 años que me acompaña desde el año pasado en este tipo de expediciones, hace cosas que son incoherentes. Comienza a tirar fuertemente de las cuerdas fijas sin ningún sentido, me mira y me dice que tiene sueño, y se acuesta en el suelo sobre la nieve para descansar, cerrando los ojos, en ese momento inmediatamente sacó de mi mochila una manta térmica que había metido para prevenir cualquier imprevisto y que no estuviera la intemperie durante muchísimo tiempo, se la pongo encima e impido que se duerma, pues eso puede ser letal, mientras, intento robarle la radio para avisar al campamento base de esa circunstancia, estamos a 7090 m de altitud, solos, pues el resto de personas que intentaron cumbre, entre ellos María y su Sherpa se habían dado la vuelta, es totalmente de noche, soportando la temperatura anteriormente explicada y durante 10 minutos agónicos estoy analizando la situación y comprobando si es oportuna o no mi llamada al campamento base mientras intento evitar que Pemba se duerma.
Pasados esos 10 minutos, parece que Pemba recupera totalmente su conciencia, su voluntad y decide finalizar los 40 m que nos faltan para la cima. Aún con el susto en el cuerpo llegamos a la cima, eran las 4:46 de la mañana y faltaba una hora para que saliera el sol y pudiéramos disfrutar de la cumbre en plenitud. Pues sí, decidimos esperar resguardados tras una roca gigante en la cima cubierta de hielo y nieve que nos permitía protegernos del viento. El tiempo total de ascenso fue de 6 horas y 8 minutos, un tiempo realmente excepcional para un no nepalí. (Nuestro plan había funcionado, alimentación, aclimatación y estrategia) La bajada fue realmente rápida en 2 horas justo estamos descansando en el campamento 3. Y como nos vimos con fuerzas decidimos comer en el campamento 2, merendar en el campamento 1 y bajar esa misma tarde al campamento base haciendo más de 2300 metros en negativo de acumulado entre nieve, hielo, piedra y
glaciar.
Mientras, la buena de Maria, al igual que yo no pudo en su primer intento al superar la muralla de noche y tener demasiado frío, pararon, replantearon su estrategia, y se quedaron en nuestra tienda del campamento 3, saliendo de nuevo a las 8 de la mañana y consiguiendo la cima sobre las 15.00 horas, bajando de la montaña prácticamente de noche, algo poco frecuente entre los Sherpas de la zona. Mientras los alemanes y unos polacos que venían detrás copiaron con éxito nuestra estrategia y llegaron a la cima descansando en el día de ataque en el campamento 3, con la tienda que Pemba y yo habíamos montado un día antes, lo que me alegra enormemente.
Evidentemente ha sido una experiencia realmente enriquecedora desde todos los puntos de vista, la montaña te sitúa en tu lugar en cada momento y es ella la que decide quién sube y quién no, la alimentación es un factor fundamental siempre en nuestra vida, pero en situaciones extraordinarias y extremas, aún lo es más. Hacer las cosas siempre con una estrategia y siguiendo una lógica ayudan siempre a tener éxito, ya saben el dicho, más vale un mal plan que no tener plan.
Esta montaña en esta temporada que hemos cerrado el grupo de españoles, polacos, alemanes y la búlgara Maria, se ha cerrado con un total de
54% de ascensos cumplidos y un total de un 46 % de ascensos no logrados. Quisiera agradecer también a todos los trabajadores del campamento base por su excelente servicio y disposición, y a todos los Sherpas que nos encontramos por el camino y en especial al mío Pemba, que ya su corta edad dispone de varios picos de 6000, 7000 y un 8000, el Manaslu, probablemente el siguiente reto.
Por último, no me puedo olvidar de todos aquellos que hacen posible que la alta montaña, este deporte minoritario sea cada vez más conocido, Cabildo de Lanzarote y su Presidente, Volcán de la Corona y su magnífico propietario Jose así como todos sus trabajadores, Bestial Print la imprenta que dirigen Óscar y Yasmina y al Alcalde de Yaiza y su Concejal de Deportes.
Ahora toca reconectarse con el mundo (17 días sin teléfono) y volver a la ciudad con encanto que es Kathmandú.
Gracias.