Recetas veganas para combatir el calor
Los refrescantes platos preparados con vegetales y frutas con muy adecuados para las altas temperaturas del verano
Cuando el calor aprieta, nada mejor que refrescarse saboreando platos y bebidas veraniegos. Hacerlo promoviendo un estilo de vida vegetariano, animalista y saludable, es una tendencia cada vez más extendida, según explica Nora Cifuentes en un reportaje para la agencia EFE.
Actualmente, existen 600 millones de veganos en el mundo, según datos de la Unión Vegetariana Internacional. Y, de acuerdo con un estudio de Lantern, consultora de estrategia, innovación y diseño, en 2020 la oferta de productos “vegan” alcanzará los 5.000 millones de dólares en el mercado global.
Con cifras así, no es de extrañar que cada vez sean más los que, por curiosidad, salud o convicciones ideológicas, se asomen a conocer las recetas propias del veganismo. Y, con el calor, eso no está en absoluto reñido con degustar platos que ayuden a refrescarnos.
Las recetas “#rainbow” o “#unicorn”, con aspecto y presentación colorida y alegre, son tendencia en redes como Instagram, especialmente entre los aficionados a la cocina más jóvenes. A su vez, el hummus, una crema de garbanzos fría de origen en Egipto y muy consumido en el mundo árabe y en Oriente, es uno de los platos estrella dentro del veganismo (y además, adaptado a la cocina mediterránea).
Metidos en la época estival tal vez quieran probar su “versión” arcoiris. Es sencillo, basta con seguir la receta original de garbanzos, tahina, jugo de limón y aceite de oliva.. Pero hay que prepararlo por secciones: una de ellas con remolacha, otra con zanahoria, otra con curry amarillo... De forma que, al final, el resultado en la bandeja es una bandera multicolor de distintos hummus fresquitos.
Estos batidos de frutas, comercializados bajo el nombre de “smoothies”, tienen fama de saludables, y se han extendido entre la gastronomía internacional, especialmente en verano.
Se prepara con fruta troceada, a la cual se la suele agregar productos lácteos como el yogur... Pero también es válido añadirles zumo, agua, o hielo picado, por lo que se trata de unos batidos completamente “veganizables”.
De hecho, agregarles leche de almendras, crema de cacahuete, agua de coco, semillas de chía o lino, copos de avena, e incluso tofu, es una forma de mantener esa consistencia densa que le dan los lácteos sin tener que utilizarlos y beneficiándose de las propiedades de algunos de estos superalimentos.
Las combinaciones de frutas son infinitas: naranja y zanahoria; piña, mango y papaya; frutos rojos, fresa y plátano; manzana y uva, sandía y melón... Siempre, a gusto del consumidor. A veces no hace falta ni si quiera añadirles azúcar, lo que los vuelve más sanos todavía. Y, cómo no, refrescantes.
De nuevo, siguiendo la tendencia “#unicorn” o “#rainbow” que, en forma de “hashtags”, ha revolucionado la gastronomía en redes sociales de fotografía, los platos más clásicos se han reinventado dentro y fuera de la alimentación vegana.
Es el caso del gazpacho, plato insignia de la gastronomía mediterránea, cuya receta original tiene realmente distintas variaciones según quien la prepare, pero que suele coincidir en lo básico: batir tomate, cebolla, pimiento, a veces pepino y/o pan, agua, aceite de oliva y vinagre, ajo, sal y pimienta.
Debido a la ausencia de ingredientes de origen animal, es popular en la alimentación vegetariana, además de una receta muy habitual en verano. Y, a la hora de darle un toque de color, pueden hacerse distintas variaciones: gazpacho de zanahoria, de sandía, de remolacha, de hierba buena... Según el alimento que se le añada, variará su color, pero seguirá siendo una opción muy refrescante.
Al “primo-hermano” del gazpacho, el salmorejo cordobés, que solo lleva tomate, ajo, pan, sal, aceite de oliva y a veces vinagre, prescindiendo del resto de verduras y de gran parte del agua, también se le puede personalizar con esas y otras variantes, teniendo así una crema fría adecuada para el calor.
Helados y polos son típicos del verano, pero aunque de los primeros hay versiones veganas que sustituyen la leche por bebidas vegetales (almendras, soja, arroz, avena...), fáciles de preparar en casa o de comprar en el supermercado, tanto estos como los segundos suelen abusar del azúcar y los aditivos.
Hacer nuestros propios helados veganos y polos de fruta más saludables es fácil. Basta con trocear y congelar las frutas que queramos, y después triturarlas por la batidora. Añadirles yogures de soja, leche de almendras, o crema de cacahuete le dará la cremosidad propia de los helados.
Para los polos, se pueden utilizar cubiteras de hielo a las que añadir paletas, o comprar fundas en forma de polo que ya incluyen el agarre adecuado, en las que verter las frutas trituradas y dejarlas congelar.
Una vez más, el veganismo puede ir en consonancia con la moda de los “hashtag” sobre recetas multicolor. En este caso, con un plato propio de la gastronomía latina pero que se ha internacionalizado, como lo es el guacamole que, por la ausencia de ingredientes animales en la propia receta original, también forma parte habitual de la alimentación vegetariana.
La preparación básica es sencilla: aguacates machacados o batidos con cilantro y zumo de lima, aderezados con sal y pimienta. Sin embargo, hay quien, especialmente en época de calor, decide darle ese toque “unicórnico”, añadiéndole color con, por ejemplo, pico de gallo mexicano (tomate, cebolla y jalapeños o pimientos muy troceados), cebolla morada cortada, o incluso guindillas para los más atrevidos.
Esta versión vegana del arroz con leche podría parecer un plato más propio de la Semana Santa pero, al ser más ligera por no llevar lácteos, y recomendarse consumir en frío, también puede ser un postre vegetariano apto para esta ola de calor.
Haciendo nuestra propia “leche” de anacardos batiendo un puñado de estos con agua, solo hay que mezclar media taza de la misma con una taza leche de coco, tres cucharadas de azúcar, y dos cucharaditas de ralladura de lima (más refrescante que la de limón) en una sartén, junto con un cuarto de taza de arroz. Agregarle esencia de vainilla también es una buena opción.
Una vez cocinado a fuego medio, y tras dejarlo reposar, puede enfriarse en la nevera y decorarse con ralladura de coco, tendremos esta especie de pudin de arroz al coco para sorprender a nuestros invitados.