María González Álava, un ejemplo de joven emprendedora lanzaroteña
Contra viento y marea, abrió un precioso hotel poco antes de la pandemia y hace seis meses creó su propia marca de moda
María González Álava, nacida en Lanzarote, abrió Álava Suites el 1 de noviembre de 2019. Fue un proceso de por si duro; crearlo, lanzarlo y poder abrir las puertas es un periodo bastante complejo, en el que se tienen que resolver muchos problemas. Cuando por fin pudo inaugurar el hotel, el inicio fue difícil. Pensaba que iba a ser más fácil llegar al mercado y darse a conocer, pero la primera reserva tardó en llegar dos semanas. Es más cuando abrió Álava Suites, iba a ser sólo para adultos, pero se dio la circunstancia de que la primera reserva que entró tenía un bebé. Obviamente no podía dejar escapar su primera reserva, así que cambió de opinión sobre la marcha. Uno planifica, pero como dice la célebre expresión 'el hombre propone y Dios dispone'. Se alegró mucho de haber tomado esa decisión, aunque no es un alojamiento dirigido a grandes familias ¿por qué no admitir a parejas con sus bebés, y poder seguir manteniendo el ambiente íntimo que quería preservar? Después de tres meses por fin se escuchaba hablar de Álava Suites a nivel peninsular y también internacional, pero justo cuando pensaba que aquello se comenzaba a animar, llegó la pandemia y el confinamiento.
“Fue un momento fatídico. Muy duro, super duro porque ya acumulaba un cierto agotamiento físico, psicológico y emocional de haber logrado terminar Álava Suites. Pasar por la incertidumbre de si gustaría el proyecto al público, de darlo a conocer, de intentar hacerme un hueco en el mercado, y cuando por fin comienzas a vislumbrar un poco de luz en el camino, ésta directamente se apaga. Imagino que como para todo el mundo fue una realidad muy compleja y sin precedentes, ya que no hemos tenido anteriormente una situación igual tanto a nivel local como mundial”, explica María. Lo vivió con ansiedad e incertidumbre, incluso llegó a barajar la posibilidad de que, si la situación se mantuviese así por más tiempo, tomaría decisiones difíciles y drásticas. Finalmente ha podido ir escapando de todo esto, la situación se ha ido normalizando, todos tenemos que convivir con la Covid 19 y pensar que la vida sigue adelante.
-¿Pensaste en algún momento en tirar la toalla?
Si, al 100%, pero no sólo en el confinamiento, sino antes también. El proceso de construir Álava Suites fue una reforma integral. Esto conlleva muchos imprevistos, algunos que no sabes ni que existen. Cuando la constructora me presentó la factura con lo que finalmente se hizo, me vine muy abajo, de repente me vi debiendo un dinero que no tenía, no sólo para pagar sino también para poder terminar. Tuve que parar temporalmente la obra. Me entraron a robar, contraté a un vigilante, cuando él acababa su turno, yo hacía el relevo y me quedaba vigilando, en fin, era todo una auténtica locura. Tenía un terreno cercano que lo pude vender, acudí de nuevo a los bancos, me endeudé más de lo que pensaba, me desprendí del terreno, un comodín que pensaba usar en un futuro, fue muy duro. Llegados a ese punto, si que varias veces tuve la intención de tirar la toalla, pero ya no podía dar marcha a atrás. Luego por si esto fuera poco, llegó la Covid 19 y el confinamiento. Tiré hacia adelante, pero para gestionar todo lo que me había ocurrido, tantas responsabilidades y tanto trabajo -no tenía días libres, lo hacía todo yo-, tuve que acudir a terapia. Busqué una persona más, aprendí a delegar, a crear un equipo, me han ayudado mucho. He aprendido a estar fuerte emocionalmente para vivir estos momentos de tanta inestabilidad.
-¿Hubo algún cliente que se tuviese que quedar hospedado durante la pandemia?
Cuando comenzó la pandemia, otros alojamientos no tenían cocina y ya los restaurantes estaban cerrados. Entonces yo si que pude acoger a mucha gente, ya que una de las buenas ideas que tuve al principio, fue poner cocina en todas las habitaciones. Muchas personas se encontraban atrapadas aquí, esperando por los vuelos que tendrían que venir a rescatarlos y devolverlos a su lugar de origen. Por la noche les preparaba una cena para que se relacionasen, intentando crear un ambiente agradable entre ellos, que disfrutasen un poco dentro de la angustia que estaban viviendo atrapados fuera de su ciudad o incluso su país. Se crearon lazos muy fuertes, un ejemplo de ello fueron Carlos y Loreto, ella periodista y él programador. Vinieron a Lanzarote para trabajar en remoto un mes, pero fueron extendiéndolo hasta completar una estancia de 4 meses. Haber contado con ellos fue una motivación para mi, primero porque Álava Suites estaba vivo, en funcionamiento y también fue un apoyo anímico fundamental para seguir adelante cuando más me costaba.
-Cómo has conseguido tener tanto éxito en tan poco tiempo atrayendo influencers de todo España y saliendo en reviews de revistas prestigiosas del sector en un año?
Cerré la época del confinamiento con un 30% de ocupación, pero al abrir llegué a julio duplicando esa cifra. Esto fue gracias a que no dejé de trabajar la parte de comunicación, fui bastante constante en ese aspecto.Las RRSS siempre se me han dado bien, también lo estudié en mi carrera de 4 años. Una amiga que tenía bases de datos me ayudó con las notas de prensa, y fui portada web a nivel nacional de “Traveler”. Colaboré también con una marca a nivel nacional para hacer un shooting fotográfico y me propusieron hacer un trip con influencers. A partir de ahí querían venir todas. He tenido suerte, no he comprado nunca seguidores y no contacto con influencers normalmente. El 80% de mis reservas son a través de mi web y vienen de Instagram.
- ¿Qué te inspiró para ese proyecto o modelo de negocio?
Me inspiró una escucha activa, oír a todos, poner oído atento a casi todo lo que escuchaba. Recuerdo estar en una comida con gente que no conocía y una de esas personas decía: “es que yo quiero estar como en mi casa, pero no quiero trabajar y limpiar”. Entonces se me encendió la bombilla, comencé a detectar una necesidad en el mercado y una oferta que no era tan extensa o lo suficientemente presente en Lanzarote. Ahí vi una oportunidad. Álava Suites comenzó a gestarse años antes, pensé en la oferta existente tanto en Airbnb, como en una villa o casa vacacional, un hotel y vino a mi memoria, pero la gente no quiere trabajar en vacaciones. ¿Qué me gustaría a mi? Estaría bien hacer un híbrido: la privacidad e intimidad de una villa, el encanto de sentirte como en casa, pero al mismo tiempo no mover ni un dedo, tener servicio de limpieza, que me lo den todo hecho. También me gustaría que mi alojamiento se preocupase por la sostenibilidad, por ofrecerme información del destino, en cuanto a ocio, arte , cultura, gastronomía, en definitiva servicios. Pensé en Álava Suites no como un alojamiento, sino como una experiencia. Que no sean sólo cuatro paredes, vienen aquí a vivir, a disfrutar, a crear recuerdos, a crear memoria. El viaje yo siempre lo veo en tres fases: la previa, donde ya comienza la emoción; luego cuando ya estás aquí, lo estas viviendo y por último cuando te vas y lo recuerdas. Un viaje vivido no es sólo el tiempo que pasas en el destino.
-Ofreces iniciativas que desarrollas dentro de Álava Suites, yoga, entrenamientos personales, un brunch abierto al público, el pop up del restaurante. ¿Buscas un tipo de cliente con más inquietudes culturales o de otro tipo, un cliente más exigente?
Como yo digo, mis clientes son unos aventureros. Son curiosos, quieren aprender a todos los niveles. Quieren visitar la isla, degustarla, conocerla. También se cuidan físicamente, acuden a las clases de yoga, masajes, entrenamientos personales, buscan desconectar para conectar con uno mismo, con el entorno. A veces me preguntan, ¿pero hay alguien más alojado? Y normalmente está lleno. El hotel cuenta con seis suites, que durante el día parecen que están vacías, ya que nuestros clientes salen a conocer la isla. Es un huésped que consume y gasta, que genera economía por toda la isla, Centros Culturales (CACT), restaurantes, actividades tanto en la naturaleza como deportivas, talleres de cerámica, catas de vinos en La Geria, en definitiva, quieren vivir experiencias a todos los niveles. Yo he desarrollado un apartado, como una guía de experiencias en la que encuentran de todo. El alojamiento para ellos es también una de las principales experiencias, les transmite intimidad, calma, tranquilidad, paz, muchos lo definen como un oasis.
-Álava Suites, podríamos decir que está dirigido a un público más millennial.
Mi cliente es joven. La clave de todo está en mirar y observar continuamente. Yo también soy millennial, la gente de mi edad invierte en experiencias, trabajan para vivir, no viven para trabajar. Si antes las vacaciones eran una necesidad, ahora ya son como el aire que respiran. Es mi misión que disfruten de sus vacaciones, muchos llegan exhaustos y vienen soñando con estos días en Lanzarote. La media de edad la pondría entre 25 a 45 años. La procedencia es variopinta, peninsulares, franceses, coreanos, asiáticos, rusos, americanos, etc. Al principio no entendía nada, pero quizás es porque todavía era demasiado pronto para hacer un estudio riguroso en este sentido ya que la pandemia ha desvirtuado todo y en mi caso al poco de abrir tuve que cerrar por el confinamiento.
-Organizas puntualmente pop ups gastronómicas y ofreces un servicio de brunch los fines de semana abierto al público. ¿Te atrae especialmente la gastronomía?
Hicimos en primavera unas jornadas gastronómicas con el Chef Marcos Tavío, del restaurante “Ocho” en el Hierro. Con Marcos fue todo. Lo conocí a través de un fan de Álava Suites, que viene siempre al Brunch y me decía: María quiero que conozcas a Marcos Tavío porque tienen que hacer algo juntos.
La verdad que con Marcos fue un entendimiento desde el primer momento. Tuvimos conversaciones extensas de horas, hablando de ideas. Me parece un genio, 100% creativo y lo más importante una bellísima persona. Fue un viaje culinario, pero no sólo a nivel producto y creatividad del chef, sino también a nuestros orígenes como pueblo canario, entender quienes fuimos. Cada plato tenía un relato, ligado a nuestras raíces, nuestros antepasados, Guanches, Majos, etc. Yo que he nacido aquí me emocioné mucho.
-En tus redes destacas mucho todo lo que se produce en la isla, ¿Cómo le das valor por ejemplo a los productos que se sirven en los desayunos?
A mis huéspedes les gusta conocer lo que hay detrás de las cosas y a mi me gusta ponerlas en valor. Pues hablándoles de quienes son nuestros proveedores; que las fresas que están comiendo son las primeras de la temporada; que todo nuestro producto viene directamente de fincas ecológicas, de pequeños productores de Lanzarote; que el yogur ecológico es de leche de cabra autóctona y que consumiendo local y de proximidad es donde realmente se encuentra el sabor auténtico de lo que les ofrecemos diariamente.
-A nivel familiar siempre has estado ligada de alguna manera a la hostelería y el sector de la restauración.
Terminé la carrera, vine aquí a pasar el verano y seguido me iba al extranjero porque tenía una oferta de trabajo. Mi padre estaba bastante malito y entonces pensé que no me podía ir, tenía que llevar a mi hermano pequeño al colegio, porque mis padres estaban de médicos en diferentes lugares fuera de la isla. Ese año fue muy duro, pero a su vez me permitió pasar el último año de vida de mi padre con él, puede aprender de él, nos unimos y entendimos mucho.
¿El fallecimiento de tu padre, alteró quizás de alguna manera tus planes de futuro?
La hostelería es un sector muy masculino, en el que se puso mucho en entredicho nuestra capacidad para poder seguir llevando a cabo los negocios con una plantilla de más de 40 empleados. Tuve que ponerme al frente, visitarlos uno por uno y transmitir confianza al personal. Personalmente fue muy duro perder a mi padre, tener que renunciar a mi carrera y solucionar todos los problemas que vienen después de este tipo de cosas. Estuve tres años y medio trabajando en los restaurantes codo a codo con mi madre, tuve que renunciar a todo, tenía que ayudar a mi familia, el mundo de la hostelería es muy duro y difícil de gestionar, pensaba en sobrevivir. Me ayudó para curtirme, pero me encontraba muy triste, lloraba todos los días porque había renunciado a mi sueño. Entonces, llegó un momento en que pensé que tenía que dejar de quejarme e intentar cambiar mi situación. Comencé a pensar en positivo, en algo que me entusiasmase, que lo pudiese hacer aquí, desligarme de la restauración, no me encontraba en ese espacio. Profesionalmente hablando soy una persona muy pasional y tengo que estar feliz con lo que hago, sentirme realizada.
-Se que la cocina es una de tus grandes pasiones, que además te gusta compartir con tus huéspedes.
Para mi la cocina fue mi salvación. Cuando estaba tan mal, sólo a través de la cocina encontraba consuelo, y dejaba de pensar. Me concentraba en los alimentos, en crear nuevas recetas, es algo que lo uso para mi, es mi refugio y lo comparto solo con mis clientes y amigos. En mi casa me gusta invitar a la gente y hacerles de comer. Cuando tuve que renunciar al tema de la moda, fue a través de la cocina donde mi creatividad siguió viva y me encanta.
-Como joven emprendedora, que ves necesario hacer en Lanzarote para que el turismo de calidad siga creciendo en la isla?
Lanzarote es una isla con un potencial tremendo, En mi opinión el turismo de calidad ideal para la isla sería de un nivel socioeconómico medio alto. Pero yo cuando segmento no sólo lo hago por la capacidad económica, sino también por su perfil personal. Nos conviene un turismo que consuma arte, cultura, gastronomía, que valore la sostenibilidad, que quiera conocer y sumergirse en lo que es realmente la isla, que busque experiencias, que se integre, no sólo de sol y playa. Pero para ese turismo también tenemos que ofrecerles unos servicios de calidad, ofertas que no hay aquí como moda, ocio diurno y nocturno (no exactamente una discoteca), sitios agradables en ubicaciones naturales donde tomar un buen vino, un aperitivo o una buena copa, en un entorno agradable, singular. Tiene que haber una oferta más diversa, con protagonismo del producto local de la isla en todos los sentidos.
-Tú eres joven y nacida en Lanzarote, ¿crees que los jóvenes canarios están tendiendo a emprender, ves un cambio de generación con nuevos modelos de negocios?
Confío mucho en el talento de la gente joven en general. En Canarias creo que hay una visión común, en remar todos hacia unos mismos objetivos. Noto también que antes había entre la gente joven mucha competencia. Ahora en todas las islas los jóvenes están más abiertos a compartir trabajos, ideas y conocimientos hacia modelos de negocios más sostenibles, más éticos. Canarias puede ser lo que quiera en el futuro, sólo está en nuestras manos.
-¿Cómo ves Álava Suites, cómo te ves tú dentro de 5 años?
Ahora mismo soy positiva con mi futuro, tanto de Álava Suites como personal. Veo Álava más grande, que va a crecer, no se en que medida, pero me veo creando. De momento no va a haber un Álava Suites 2. El hotel surgió de una necesidad interna, de buscarme un hueco que me hiciese sentir realizada personal y profesionalmente y que me hiciese feliz. Ahora mismo con la pandemia estamos en una crisis mundial, pero yo, la mía personal ya la pasé. De momento estoy aquí y quiero seguir construyendo mi futuro, pero esto no significa que no vaya a salir, puedo salir por temporadas, en fin, todo es muy cambiante, pero si es verdad que me gustaría crear aquí.
ÁLAVA BRAND
Me especialicé en gestión de empresas de moda y culminé mis estudios en el FIT de Nueva York. Álava Brand es mi nueva andadura, donde retomo lo aprendido durante mi carrera. Lo pongo en práctica en mi propia marca de moda, situando a Lanzarote en el centro de todo, busco recuperar historias, costumbres y tradiciones de la isla. Crear prendas desde lo intangible de su entorno, generar una curiosidad por sentirlas desde cualquier otra parte del mundo. A través de Álava Brand, quiero ofrecer recuerdos, vividos o soñados.
Como no podía ser de otra forma, apoyamos el cambio hacia un modelo “slow”, donde la sostenibilidad es su hoja de ruta. Los procesos de fabricación de los tejidos que se utilizan son naturales, evitando tintados y manipulaciones con productos químicos, con el certificado OEKO TEX®, que garantiza una mayor calidad en términos de salud y sostenibilidad. La producción se lleva a cabo en talleres de comercio justo y su ritmo es pausado, huyendo de las colecciones masivas y caducas.
Para mí, Álava Brand no se trata solo de una marca de moda, si no de un universo, de unos valores, de un estilo de vida.