7.000 euros; la Nochevieja más cara de España se disfrutó en Tenerife
Ostras, trufa, lubina o solomillo de la mano del ocho veces estrella Michelín Martín Berasategui para despedir el año en el Ritz-Carlton Abama
Dar la bienvenida a un nuevo año en medio del Océano Atlántico es posible. Protegidos por la naturaleza de una tierra impoluta y sobre un idílico paraje. Envuelto en una ciudadela se encuentra el hotel Ritz-Carlton Abama. Está rodeado por la esencia volcánica tinerfeña, lo que le convierte en el rincón mejor guardado de la isla. Disfrutar de la Nochevieja aquí y disfrutar de los manjares de Martín Berasategui, el chef vasco con ocho estrellas Michelín, cuesta 7.255 euros.
Es la última noche del año. También la más lujosa. Los españoles se preparan para despedir los días de 2017. Mientras, las lentejuelas, el espumillón y las serpentinas se convierten en los aliados de los comensales durante la cena. Los adultos desempolvan sus mejores galas, los jóvenes buscan la fiesta perfecta y los niños saltan buscando las bengalas. Nochevieja se acerca. Tic tac. El reloj corre, casi frenético. Tic tac. Todos esperan el momento más deseado. Tic tac. Las uvas se sirven. Tic tac. Ya son las doce en el hotel más lujoso del país. La Nochevieja más exclusiva se vive en Tenerife, en el centro de un paisaje virgen, rodeado de naturaleza y en medio del Océano Atlántico.
En el precio no se incluye la cena especial para despedir el año. La comida viene de la mano de Martín Berasategui, el chef vasco es el encargado de diseñar los platos principales de la noche del 31 de diciembre. Él, junto a su equipo, regenta el restaurante más famoso del hotel, que ya cuenta con dos estrellas Michelín. Los precios al alza se notan también en la alimentación, la cena cuesta 255€ para los adultos, 98€ para niños de 7 a 12 años y 49€ para los más pequeños.
El galardonado chef hace un menú a medida para esta noche tan especial, la lubina asada sobre una cama de cebolleta trufada y salsa de mostaza trufada y el solomillo asado a la brasa con puré cremoso, terrina de tocineta ibérica y salsa perigeux son los platos principales para los comensales. La suma de sabores se cierra con un menú que baila entre el pescado -ceviche de pescado blanco local, el tartar salmón y una estación de ostras- hasta el producto cárnico nacional con una degustación de quesos, jamón de bellota. El chef elige para abrir boca, una variedad de entrantes como patata confitada y caviar, langostinos al ajillo, chorizo a la sidra y fusilli frescos con salsa cremosa de bogavante.