El coche en Famara, un problema a resolver
La puesta en marcha de la primera fase del Plan de Movilidad de Famara ha generado discrepancias en una parte de los vecinos y residentes. Algunos de ellos no ven positivo que para ganar aparcamientos se haya inutilizado una parte de la Avenida del Marinero, al cerrar una de las direcciones de esta. Creen, quienes están en contra de la medida, que se ha estrangulado inútilmente una arteria de la localidad para no conseguir una solución real a la falta de aparcamiento.
Este tipo de medidas siempre genera polémica, y no se puede contentar a todos, ya se sabe. Pero, aunque es cierto que Famara necesitaba la valentía de un político que no tuviera miedo de tomar decisiones, como ha hecho la alcaldesa de Teguise, Olivia Duque, también lo es que esta medida inicial no resuelve el problema de fondo: la falta de aparcamientos en la Caleta de Famara.
El éxito de Famara, como núcleo singular, está ocasionando problemas a una localidad que hace apenas veinte años no estaba tan poblada, no tenía tantas tiendas, ni tantos restaurantes. Hay demasiados coches y aparcan algunos de ellos, muy cerca de3 las dunas, y eso hay que controlarlo.
El Ayuntamiento ha hecho su parte, ha sido valiente, pero para que las medidas que se tomen tengan futuro, es preciso un plan resolutivo y transcendente. En cualquier caso, esperemos que las críticas recibidas no paralicen lo que es una necesidad: mejorar el acceso a la playa y acabar con el actual caos de épocas veraniegas, por ejemplo.
Pero ¿cómo se consigue?
Famara debe tener una solución integral. Hablamos de un pueblo que ha pasado de tener 500 residentes a 2.000, a los que hay que sumar los lanzaroteños que cada vez van más a esa playa, y los 500 o 600 turistas que pueden pasar por ahí en fechas concretas. Justo por eso, esta solución no puede ser solo responsabilidad de Teguise, además del Ayuntamiento debe intervenir el Cabildo, el Gobierno de Canarias y Costas.
Ese plan integral debe abordar el cuidado del paraje, en combinación con una evidencia: Famara necesita vida, no se puede prohibir la actividad comercial, deportiva y de ocio. De eso vive. Los vecinos no pueden pretender que aquello sea una zona muerta para solaz aprovechamiento de lagartijas.
Lo principal es tratar de sacar la mayor parte de los vehículos del núcleo de la localidad y para eso sería necesario habilitar dos bolsas, al menos, de aparcamiento fuera de la misma. Es preciso para ello que se apruebe el PRUG porque el Ayuntamiento no tiene terrenos propios. El plan de uso y gestión es imprescindible. Además, es preciso sacar a concurso el embellecimiento y la modernización del pueblo.
Hasta que llegue ese PROUG hay que apoyar al Ayuntamiento y permitirle que tome medidas. No debe temblarle el pulso. Otra cosa es que escuche y vea si puede mejorar y ajustar las propuestas como piden algunos residentes de la Caleta de Famara.