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Ni ver, ni oír

 

  • Lancelot Digital
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    La crisis migratoria en Canarias es ya el principal problema de todos los españoles. De todos. No solo de los canarios, que llevamos mucho tiempo ya preocupados por esta cuestión. De todos.  No es extraño. Solamente en una jornada, en 24 horas, llegaron a Lanzarote diez pateras con medio millar de inmigrantes que, lógicamente, colapsaron las instalaciones, los servicios y los recursos de una isla que, por más buena voluntad que ponga, no tiene capacidad para tanto.

     

    Sin embargo, en estos días leíamos las declaraciones de la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, que asegura que la ocupación de los recursos de acogida en Canarias se ha situado de media en el último año en un 50%. Además, afirma que el Estado financia el esfuerzo realizado. ¿Dónde? ¿En Canarias? Canarias recibe del Estado 50 millones de euros para hacer frente a esta crisis histórica. Esto es así en base a un acuerdo al que se llegó en 2022, cuando la situación y las condiciones eran otras.

     

    El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, ya ha transmitido, de todas las maneras posibles al Gobierno de Pedro Sánchez que no llega. Que con ese dinero no se puede hacer frente ni a un tercio de las necesidades existentes. De hecho, Clavijo puso una cifra sobre la mesa: 165 millones de euros. Eso es lo que Canarias necesita para atender adecuadamente a los miles de menores que llegan a sus costas para quedarse y a todos los que llegan y hay que atender inicialmente, aunque no se queden. Alojamiento, manutención y atención sanitaria que sale de las arcas canarias.

     

    El clamor de las islas ha llegado a Europa que ya aportaba 20 millones de euros para hacer frente a esta crisis y ahora se ha comprometido, viendo la situación, a aportar 14 millones más. Esta claro que desde fuera ven con más claridad el problema que en nuestro propio país, cosa difícilmente entendible si se tiene en cuenta que su principal dirigente veranea en Lanzarote. No tenía más que asomarse a la ventana para mirar lo que pasa en esta isla a diario y para tener claro que no, que el Estado no cubre todo el gasto que se genera en las islas. Otra cosa es que no quiera ver, ni oír lo que está pasando, pero debería tener claro que eso no cambia la realidad.

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