El Rescate del Agua: Una Decisión Valiente y Estratégica
Dicen que toda decisión valiente conlleva riesgos, y la reciente medida del presidente del Cabildo de Lanzarote, el nacionalista Oswaldo Betancort, no es una excepción. Con el respaldo de Coalición Canaria (CC) y el Partido Popular (PP), Betancort ha iniciado el proceso para resolver el contrato de explotación del Ciclo Integral del Agua con Canal Gestión Lanzarote. Esta acción podría ser la decisión política de mayor relevancia estratégica en la isla en los últimos años, comparable a la de 2013, cuando la caótica gestión de Inalsa obligó a externalizar el ciclo integral del agua a Canal Gestión.
La gestión del agua en Lanzarote ha sido un fracaso recurrente. En los años 70, la creación del Consorcio del Agua de Lanzarote fue una idea acertada, pero la ineficiencia de las instituciones públicas llevó a la ruina de Inalsa. Hoy, el panorama sigue siendo desalentador: infraestructuras obsoletas y pérdidas de agua que superan el 50% hacen que cualquier iniciativa, pública o privada, enfrente enormes desafíos sin inversiones significativas en plantas desaladoras y redes de conducción.
Canal Gestión, actualmente encargada de la gestión del agua, parece haber perdido el interés por continuar. La posibilidad de rescindir el contrato se presenta como una oportunidad para explorar nuevas alternativas, aunque también plantea importantes retos económicos y operativos.
En los próximos ocho meses, se espera la elaboración de un expediente para licitar nuevamente la explotación del ciclo integral del agua. Esta vez, el Cabildo promete algo que no se había ofrecido antes: inversiones en la mejora de las redes y de la producción. Sin embargo, no será tarea fácil encontrar una empresa dispuesta a asumir el enorme peso que representa gestionar el agua en la isla. Existe el riesgo de que los concursos queden desiertos, lo que obligaría al Consorcio del Agua de Lanzarote a retomar directamente la gestión.
El caso de Canal Gestión sigue cargado de incertidumbres, que solo el tiempo y una planificación adecuada podrán resolver. La decisión de Oswaldo Betancort y su equipo es audaz y, aunque conlleva riesgos, refleja la necesidad de abordar de manera firme y decidida un problema que ha lastrado a Lanzarote durante décadas.
Por ahora, se ha dado el primer paso. Una decisión valiente que marca el inicio de un proceso lleno de desafíos, pero también de oportunidades para redefinir el futuro de la gestión del agua en la isla.