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Cuesta abajo

Por Francisco Pomares

Publicado en El Día

De pirómanos a bomberos

La negativa de los comités locales de Coalición Canaria en Arico y Puerto de la Cruz confirma lo que ya vimos en Granadilla: Coalición Canaria ha perdido el control de la política municipal en Tenerife. Eso puede revestirse de sesudas interpretaciones sobre la bondad o perversidad de los pactos en cascada, sobre su origen histórico mesopotámico, o sobre lo difícil que es conseguir apagar un fuego cuando el bombero está de acuerdo con los incendiarios. Pero el hecho es que la dirección regional de Coalición Canaria será todo lo "nacional" que ellos quieran, pero no manda un pepino en sus huestes municipales tinerfeñas. Admitirlo debería ser el primer paso para resolver una situación que se agrava a cada día que pasa y que ha convertido a las direcciones de los partidos políticos -antaño superestructuras muy potentes e influyentes- en meras comparsas. En Coalición Canaria -partido- hoy no manda nadie, y además esa situación lleva siendo así desde hace algunos años y tiende a agravarse. Por ejemplo, el partido carece a nivel regional de Presidencia. Ocurre así desde que los afiliados decidieron en el último congreso "nacional" quitarse de encima a Paulino Rivero. Eso no costó mucho trabajo, porque -después de seis años de ejercer una Presidencia autoritaria en el Gobierno y de dos décadas de hacerlo en el Partido- Rivero estaba más quemado que la pipa del indio. Sin embargo, los muñidores de aquella derrota -Antonio Castro y Fernando Clavijo- prefirieron dejar la plaza vacante por la vía de amortizarla. Clavijo quería seguir desempeñando la secretaría general de Coalición en Tenerife, que sabía que era clave para la batalla por la candidatura a la Presidencia del Gobierno contra Rivero. Y sigue instalado en la secretaría insular tinerfeña, por más que no ejerza: dependiendo para qué, deja hacer a Francisco Linares, vicesecretario general de la cosa, con ganas de ascender, a Rosa Dávila, secretaria de organización, o -al decir de la señora Berástegui, de profesión sus grabaciones- incluso le encarga los trabajos difíciles al presidente del Cabildo, Carlos Alonso.

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