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La Navidad tiene que parecer navideña

Sara González

 

 

 


La gran corriente consumista ha llegado a un punto de la globalización que parece no tener retorno. En estas fechas navideñas que estamos viviendo es quizás donde más lo he notado y no sólo en un aspecto, al contrario, parece que todo se ha perdido.

 

He podido ir a ver distintos mercados de la isla, no todos, pero sí los suficientes para echar de menos poder ver distintos artículos en cada milímetro, allá donde se dirigía mi mirada, el rojo y el verde, el dorado y plateado, que resalten entre suéteres espantoso, gorros, diademas y gafas horteras, bolas de todos los tamaños que sin tener luz te deslumbran. Porque sí, acabas hasta la coronilla de los colores. Aunque no me niegues que esperas más, y cuando ves casetas con distintas bases para el portal de belén, las figuras, … La cabeza te va a estallar, porque esa sensación de sobre estimulación visual es mucho peor que tomar varias bebidas energéticas seguidas, sin respirar. Me acuerdo caminando desde Sol hasta la Plaza Mayor, un pequeño recorrido, en el que sin terminar de recorrer la plaza (que no es nada, un fisco) y sentía esa sensación.

 

Deberíamos dejar de lado, aunque sólo sea en estos pocos días al año, esos puestos que no ofrecen productos de navideños, ya sea en artículos o en gastronomía dentro de los Mercados de Navidad. Su propio nombre creo que indica de manera clara y explícita a qué va dirigido, la Navidad, así que, si lo puedo usar o encontrar todo el año, no me interesa.

 

Y ni hablamos de la música, que si conciertos de todos los estilos musicales, que mira que yo soy partidaria de escuchar música variada y me gustan casi todos los géneros. Mas este es el año en el que menos villancicos y ranchos he podido disfrutar.

 

Porque sí, las personas más jóvenes, las más adultas, las mayores, las más pequeñas, todas y cada una de ellas tienen derecho a formar parte de esta celebración. Lo cual no significa que no podamos escoger los elementos característicos de la Navidad con el fin de crear y compartir en comunidad, familia o en amistad algo que respire esa magia característica de estos días, adaptándolo a los tiempos actuales y a los gustos de cada uno, pero manteniendo este espíritu irrepetible en otro momento del año.

 

La Navidad son luces, colores, cambiar tu rutina para ir a mil por hora, quedar con tu familia de sangre, con la de corazón, es compartir, sentarse en una mesa a comer juntos o cocinar postres. Es atiborrarte a truchas, polvorones, roscones de reyes, turrones, tortas, peladillas,...


También es tiempo de compras, de cartas, de deseos, de recorrer los portales de la isla. Aún en contra de las últimas tendencias en TikTok, los portales se ven, se escuchan y se juzgan, pero sin perder el profundo significado de la Navidad.

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