¿Y qué tiene que decir Pedro Sánchez?
Las comunidades autónomas españolas han decidido posponer el reparto de 400 menores de Canarias y Ceuta que les había propuesto el Gobierno para conocer más detalles de la reforma legislativa que prepara el Ejecutivo con Canarias acerca de un mecanismo obligatorio de reparto y entre peticiones de cambiar los criterios de derivación actuales. Han dicho que no, que aún no. Nos preguntamos qué tiene que decir Pedro Sánchez de que a las comunidades autónomas del país que preside no les parezca bien cómo está llevando su gobierno los asuntos de inmigración. Hasta ahora, mientras no sufrían las consecuencias de una política poco coherente con la realidad y los recursos existentes, les parecía bien. Ya se sabe que todo aquello que no se ve, y no se sufre, no existe. Sin embargo, ahora que parece que toca ser solidarios y asumir parte de los costes y el esfuerzo humano que supone atender una riada constante de vidas humanas que llegan al país (al país porque Canarias es España), no les gusta tanto el asunto.
Solidaridad no, justicia
Tanto es así que prefieren posponerlo hasta que las cosas estén más claras. El pequeño problemilla que vemos desde las islas es que aquí ya no podemos más. Ni tenemos recursos económicos, ni físicos, ni humanos para seguir soportando la llegada de once pateras en un fin de semana. Estamos cansado de asumir dramas humanos terribles, niños separados de sus madres, personas que fallecen en una travesía que nunca pensaron que iba a ser la última. Además de eso, tenemos a decenas de niños dejados de la mano de Dios cuando cumplen 18 años que sobreviven como pueden. No es que pidamos solidaridad. No es eso. Es que le exigimos al presidente del Gobierno que extienda sus políticas a todo el territorio nacional, sin miedo a que eso repercuta en sus posibles votantes. Si está convencido que la manera en que se están haciendo las cosas, sin planificación alguna de los menores que llegan a partir de los 18 años, no habrá ningún problema. Si no lo hace ya, es que no tiene demasiado claro que, a catalanes, vascos, madrileños o navarros, por nombrar solo a algunos, les vaya a hacer mucha gracia vivir con sus recursos diezmados, tal y como lleva haciendo Canarias desde hace ya demasiados años. No queremos solidaridad. Queremos justicia.