Presume que algo queda
La alcaldesa de Yaiza tiene motivo (ahí están los datos) para presumir de haber bajado en casi 20 millones de euros la deuda de su municipio, que llegó a ser hace unos pocos años de más de 30 millones, quedando una deuda en la actualidad de cerca de 14. Sin duda, se ha conseguido gracias a una buena gestión consiguiendo rebajar los gastos financieros, bajando los intereses bancarios, mejorando el control del gasto en personal y cumpliendo con los pagos a proveedores. Insistimos, muy bien por la alcaldesa, hay que acabar con la costumbre de gastar más de lo que se ingresa, sobre todo cuando se trata de gastos superfluos o de engordar aún más las desorbitadas plantillas. Un pecado en el que incurren por desgracia las mayoría de las administraciones públicas, donde cada partido ha ido enchufado a sus afines o paniaguados políticos con resultados nefastos para esos ayuntamientos y, lo que es peor, para el ciudadano, que ve como sus impuestos se dilapidan de mala manera.
Falta de obras
La alcaldesa de Yaiza puede presumir de rebajar la deuda, como era su obligación. En cambio, por desgracia, no puede presumir de haber realizado grandes o medianas obras en los últimos seis años en un municipio que ha crecido y que necesita todo tipo de infraestructuras, sobre todo la zona turística de Playa Blanca. Nos decía un comerciante de la zona que preguntáramos que obras, qué inversiones ha realizado para mejorar la principal zona turística de Lanzarote. La verdad que muy poco ha hecho Yaiza con recursos propios, aunque tampoco con ajenos. Es sin duda la asignatura pendiente, que esperemos que la alcaldesa pueda aprobar en el examen de recuperación en lo que resta de legislatura. Está bien presumir o destacar la reducción de la deuda, pero no estaría mal reconocer que Playa Blanca, pulmón económico del municipio, está casi en pañales en inversión pública municipal. Creemos, sinceramente, que la alcaldesa no se dormirá en los laureles y que va a poner igual empeño en dotar a Yaiza de los servicios de los que carece, como el que ha puesto en el asunto de la regulación de planta hotelera, que algunos creen que se haya hecho a la carta. Y, si no a la carta, para calmar a las “fieras”.
