Latigazos a Echedey y demagogia de los partidos políticos
No sé qué más necesita la mayoría de los miembros del Comité de Empresa de los Centros Turísticos del sector de hostelería para desconvocar la huelga, tras prácticamente aceptársele todas las propuestas que reivindicaba. Quizás habrá que acordar fustigar con 30 latigazos al consejero de Turismo, Echedey Eugenio, o colocar en la cruz durante dos días al Presidente del Cabildo en la plaza de la Iglesia de San Ginés, con la posibilidad de que cada uno de los casi 300 trabajadores de los Cacts puedan escupirle en la cara.
El grado de degradación al que ha llegado el Comité de Empresa dirigido por Andres Barreto y Bonilla en la negociación laboral para acabar con una huelga indefinida sin justificación alguna para nadie, ha sido de tal calibre que ya muchos lanzaroteños creen que habrá que hacer una reflexión seria sobre dos aspectos:
Primero: ¿se puede permitir el chantaje permanente a Lanzarote de unos trabajadores privilegiados (un fregador, con todo el cariño del mundo a los freganchines, nos sale de media mensual un coste a todos los lanzaroteños de unos 2.200 euros y casi 3.000 un camarero, con unas ventajas sociales inalcanzables para la gran mayoría de los trabajadores de esta isla) que quieren seguir ganando cada vez más? ¿Cuál es el límite? No hay que olvidar que la hostelería en los Centros Turísticos es altamente deficitaria, a pesar de que las medidas adoptadas en los últimos años y una más eficiente gestión empresarial hayan reducido las pérdidas.
Y segundo: ¿no ha llegado la hora de reflexionar si realmente es necesario mantener los restaurantes de Los Jameos o del Castillo de San José e incluso el del Monumento del Campesino? ¿No sería mejor quedarse sólo con un pequeño bar que ofrezca un refrigerio a los visitantes? Si así fuera, la deficitaria hostelería de los Centros, que casi lleva al cierre en la época del socialista Carlos Espino a la red de Centros Turísticos, comenzaría a hacer realmente beneficiosa para las cuentas de la empresa pública.
Demagogia de los partidos
Dolores Corujo, secretaria general del Psoe ha obligado a su representante en los Centros Turísticos a hacer el ridículo en este asunto de la huelga de los Centros jugando a esa ambigüedad calculada que tanto cabrea a la gente. Cuando se exponía en la mesa del Consejo de Administración las tablas salariales, las ventajas sociales de los trabajadores de los Cacts, el pobre de Marcos Bergaz no sabía qué responder con su afinada labia. Sólo se aferró a la consigna de la socialista Dolores Corujo aconsejada por Carlos Espino. Y nos la imaginamos por lo oìdo y lo visto: “Ya sabes Marcos, complica la solución. Cuánto peor, mejor. Si se mantiene la huelga un mes mejor que 15 días. Sobre todo tiene que quedar claro que los socialistas están con los trabajadores, tu pide más que Carlos Meca para los trabajadores, no te cortes. No importa si son unos privilegiados o unos insaciables. Nosotros tenemos que ser más demagogos que nadie. Puño en alto y canta la internacional si es menester. Estamos en clave congresual”. Y así nos va.
Dolores Corujo debería de hablar más con quién le cedió el bastón de la alcaldía de San Bartolomé, Marcial Martín, y menos con quien hace unos años llevó a la ruina a esos centros. Marcial Martín al menos fue director de los Centros Turísticos y conoce el percal. Las interioridades de ese Comité de Empresa. Un grupo de privilegiados. La ciudadanía ve como tienen que trabajar, las horas y desvelos, para llevar 1.200 euros a sus familias, mientras otros con sueldos injustos por el trabajo que realizan en comparación a la media, con puestos asegurados por ser funcionarios, se permiten el lujo de irse a un huelga y mantenerla a pesar de que se le ha aceptado el 90% de sus reivindicaciones en una empresa deficitaria en su actividad hostelera.
Lo positivo de esta huelga es que ya son más los ciudadanos hartos de tanta demagogia pueril de algunos partidos políticos y que piensan que un problema de camareros y cocineros no puede poner en solfa los Centros Turísticos: es decir a Lanzarote. Lo peor es que se ha demostrado que la mayoría de los partidos políticos le siguen el juego a ese comité de empresa cuando debería de plantarse y dar un golpe en la mesa en vista de su intransigencia y su voracidad de lo público. Los trabajadores de los Centros Turísticos deberían hacer autocrítica y reflexionar sobre a donde les está llevando Barreto y compañía por intereses espurios e inconfesables.