La huelga fantasma de los Centros
El desprestigiado Comité de empresa de los Centros Turísticos anuncia una huelga para el 15 de agosto, justo cuando la ocupación turística es la mayor del año. Cuánto más daño, mejor, esa siempre ha sido su estrategia. Lo peor no es que quieran presionar para conseguir sus fines laborales cuando más daño pueden hacer a todos los lanzaroteños por defender sus “privilegios laborales” (ya le gustaría al gremio de camareros y de cocineros del sector privado tener el 50% de sus condiciones). Lo peor es que convocan una huelga sin ni siquiera saber la dirección de la empresa las razones de tal medida extrema. Ni siquiera avisaron antes de la huelga al gerente o al responsable político de los Cacts. Ni estaban realmente en una mesa de negociación y se levantaron por desacuerdo. Lo cierto y la realidad es que convocan una huelga por la cara, sin argumento alguno como para una medida tan drástica y tan dañina para todos los lanzaroteños y la imagen de los Centros Turísticos. Nos suena a pura estrategia política más que sindical, porque los buenos trabajadores de los centros - la mayoría, por cierto-, siempre han sido utilizados y manipulados por algunos “cabecillas” que seguían siempre la estrategia política del “sindicalista” Andres Barreto. Precisamente, debido a esa estrategia en general nociva para Lanzarote y a la mala e irregular gestión del socialista Carlos Espino, los centros turísticos estuvieron a punto de cerrar por ruina. O al menos vivieron meses sin posibilidades de pagar las abultadas nóminas a los trabajadores. No sólo dejaron de tener beneficios sino que todo lo que se ingresaba era para los trabajadores y como no daba pues tenía el Cabildo que recurrir a sus fondos propios para aportar dinero. Era el mundo al revés. Se olvida fácil a veces lo que nunca se debe repetir.
Al comité de empresa se le ha visto otra vez el plumero
Resulta cuando menos curioso que cuando peor estaban los centros turísticos, nunca el laboralista Andres Barretos y los suyos dijeron ni pío, mientras los Centros Turísticos iban a la quiebra, ellos callaban. Cuando llegó el actual equipo con Pedro San Gines se encontraron con una deuda de 20 millones de euros, con una plantilla desmotivada, con vicios organizativos propios de una gestión populista tipo Maduro (Venezuela) y con pocas salidas empresariales porque estaba encorsetadas por un convenio gravoso para la empresa pública, que casi no le dejaba gestionar con eficacia los recursos económicos y la plantilla. Esa era la realidad. Luego, tras algunas tímidas reformas, un mayor control y una mejor gestión, se logró enderezar el rumbo de los centros turísticos. Comenzó con Astrid Pérez pero sobre todo fue en la época de Pedro San Ginés cuando se notó un cambio de gestión. Hasta el punto que se logra casi pagar la deuda de los 20 millones de euros, comienzan los Cacts a dar beneficios al Cabildo y, en definitiva, se profesionaliza la gestión. El crecimiento de la afluencia de turistas a Lanzarote ayuda a mejorar la cuenta de resultados. Ahora, el comité de empresa, como no sabe que decir para justificar la convocatoria de huelga en pleno verano, se saca de la manga que lo hace por la defensa de los derechos de los trabajadores “subcontratados”. Trabajadores a los que sólo se llama cuando hacen falta. Precisamente gracias a ese ahorro y a otras medidas, se ha logrado enderezar el rumbo de las cuentas. Y sobre todo es lo que ha permitido que el privilegiado convenio laboral de los trabajadores de los Centros Turísticos se pueda mantener intacto para que sigan cobrando unos sueldos muy altos y unas condiciones laborales y sociales tan ventajosas que se desconocen en la mejor empresa de hostelería privada. Pero lo que se esconde detrás de la huelga no es sólo hacer daño a la Presidencia del Cabildo que se ha plantado ante el comité de empresa desde sus inicios (se la tienen jurada por ello), sino el temor a que se siga tirando de los trabajadores de empresas de empleo temporal y se demuestre que no sólo salen más rentables sino los abusos que comete con sus exigencias, fuera de la realidad, el comité de empresa. Esperemos, pues, que la cordura llegue a los trabajadores de plantilla y no vayan a una huelga sin sentido laboral alguno. Lo bueno es que tras la llegada de la crisis económica la población que las estaba pasando canutas se dio cuenta de los privilegios de los camareros de los Cacts y ya, por fin, todo el mudo sabe como se las gastan. Ya la opinión pública y publicada no está con ellos. Se les ha visto mucho el plumero, muchas veces.