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Cargarse el sistema electoral

 

Los lobbys de Gran Canaria, con el apoyo sobre todo de los partidos Nueva Canarias y PP, además de Podemos (quizás los más activos), están presionando todo lo que pueden y más para cambiar el sistema electoral canario que se aplica desde el año 1983 en el archipiélago. No son nuevas estas embestidas contra lo que se conoce como “triple paridad” ( 15 parlamentarios por cada una de las islas más pobladas, 15 por las dos islas orientales y otros 15 por las tres islas periféricas de la zona occidental), ni va a ser la última. Ahora quieren aprovechar la nueva composición del Parlamento de Canarias para probar por si sale. El problema para cambiar el actual sistema electoral canario es que cualquier otra propuesta siempre es peor. Porque no nos engañemos, los partidos centralistas (PSOE, PP y Podemos, sobre todo en Gran Canaria) no quieren equilibrio. O mejor dicho, el equilibrio para ellos es que Gran Canaria tenga en lugar de 15 cinco diputados más (como mínimo) por aquello de la población. Pero no lo quieren como alegan por cuestiones democráticas; lo quieren porque creen que tienen que tener mayor poder político para beneficio de ellos y en detrimento de las islas más “pequeñas” como paternalistamente nos llaman cuando Fuerteventura tiene más territorio que Gran Canaria. Hay ejemplos como el del País Vasco, por ejemplo, donde Álava tiene los mismos diputados que Vizcaya (25) cuando estos triplican en población a los alaveses (1.200.000 frente a 350.000 ) y allí nunca ha existido ese problema que aquí algunos quieren inventar. Porque no creemos que la población de Gran Canaria esté preocupada por el sistema electoral. Sí lo está, por el contrario, por el desempleo o por la incertidumbre económica. Ya bastantes problemas tenemos los canarios para que nos inventemos más.

 

Miedo y partitocracia

 

El problema no es que la gente de Gran Canaria quieran cambiar el sistema electoral canario para exclusivo beneficio de las islas grandullonas y de los partidos centralistas. El problema es que haya diputados de islas menos pobladas que sigan el juego a sus partidos por miedo. Diputados que van a romper lo que tanto costó obtener a finales de los años 70 y que, entre otros, un hombre de Lanzarote como Rafael Stinga consiguió con mucho trabajo tras convencer de lo necesario que era para el desarrollo de Canarias el sistema de la triple paridad. La pregunta que hay que hacerle a Marcos Hernández (PSOE) o a María del Río (Podemos) es si creen que cambiado el sistema electoral actual, rompiendo la triple paridad, los intereses de Lanzarote estarán mejor representados. Y parece que hasta un ignorante sabe que la respuesta es “no”. Y peor que la propuesta pastoril de Podemos es la trampa que nos quiere tender el PSOEcon la famosa lista regional, donde sólo saldrían beneficiadas las islas de Gran Canaria y Tenerife. Lo que resulta increíble es que a sabiendas de ello los diputados de islas menores de esas organizaciones defiendan el mismo discurso que sus jefes en Gran Canaria y Tenerife por puro “miedo escénico” y partidismo. Son capaces de perjudicarse ellos mismos y sobre todo los intereses de los lanzaroteños a cambio de no contradecir a los que mandan. Si ya son marionetas, imagínense ustedes qué serán cuando Gran Canaria y Tenerife vean reforzadas sus posiciones políticas. Que uno traicione a sus votantes es feo, que lo haga por miedo es terrorífico.

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