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Aciertos y desaciertos de los carnavales

 

En líneas generales, el nuevo concejal de Festejos de Arrecife superó con notable raspado la organización de los carnavales capitalinos. Zebensui Rodríguez no lo tenía fácil. La zona principal de la avenida marítima, desde el Puente de Las Bolas hasta la zona del Club Náutico, se encontraba en obras y por lo tanto cerrada al tránsito de personas y de vehículos. Ademas, Arrecife sigue sin contar con una zona en condiciones aceptables para celebrar los actos oficiales del carnaval (murgas, comparsas y Gala Drag). Una carpa fría y poco estética y un escenario desangelado a cielo abierto en la zona del Parque Temático fueron los lugares donde se celebraron los actos centrales del carnaval. Con estos mimbres había que afrontar los carnavales y se afrontaron con bastante dignidad. Los murgueros estaban contentos con recuperar un escenario al aire libre para sus siempre polémicas actuaciones y la verdad es que el sonido mejoró mucho hasta el punto de que se entendían las letras. Eso sí, el frío reinante en esa zona de la marina no llamó precisamente al público a mantenerse sentado sino lo justo y necesario: “Ya bastante tenemos con aguantar a las murgas como para aguantar además el frío”, soltaban algunos en plan broma. El asunto del escenario es recurrente, pero no por ello el Ayuntamiento de Arrecife debe de esquivarlo cada año con el clásico estamos en ello. En ello llevamos más de una década desde que provisionalmente se colocó la famosa carpa y diez años más si nadie se lo toma en serio. Hay que contar con una zona céntrica cómoda, resguardada del viento, una especie de escenario natural donde se puedan celebrar los grandes eventos festivos de la ciudad. Un recinto ferial o algo parecido además de una auditorio polivalente.

 

Mucha participación carnavalera

 

A pesar, insistimos, de los elementos en contra con los que empezaba el carnaval, poco a poco se fue afianzado. Ya el pregón de Duro Cabezón brilló a gran altura. El carnaval de día fue un éxito por mucho que coincidiera con la feria de la tapa o precisamente por eso fue un éxito. El coso carnavalero fue muy participativo recordando al de otros años (había ido a menos por la crisis) y el mogollón del lunes noche se desarrolló con gran alegría (algunos de tanta alegría se tomaron algunas copas de más o por eso estaban alegres). Incidentes pequeños y sólo el ocurrido frente al Telepizza con varios heridos ensombreció una gran fiesta de carnaval. Sobre todo hay que destacar la gran participación de jóvenes en los mogollones y el hecho de que casi el 90% (y si no lo creen los hubieran contado ustedes) iban disfrazados. Esa cantera asegura el futuro del carnaval de la isla, incluso a pesar de los políticos. Nosotros siempre hemos creído que los carnavales se hacen en la calle y que cuanto menos oficialidad mejor. El mínimo y necesario orden para que sobre todo haya seguridad y la gente disfrute de unas fiestas sin miedo. Eso se ha conseguido a pesar de que gran parte de la avenida marítima estaba cerrada por las llamadas obras interminables. Y se nos olvidaba, una pena que la Gala de Reina haya desaparecido un año más. No es fundamental, pero es una pena que la decadencia en la que entró con los años de crisis haya acabado con el que fue el acto principal en la década de los 80 y 90. Algo hay que hacer para recuperarla.

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