Abogada urbanista: La seguridad urbana con perspectiva de género
Marcela Rivas Cerda, Jefa de la División Jurídica del Ministerio de Vivienda, comenta cuáles deben ser los pilares de urbanismo con enfoque de género
A nivel mundial, temas como el desarrollo urbano sostenible, la movilidad y la reducción de la delincuencia han copado la agenda ligada a la planificación de las ciudades.
Sin embargo, una de las áreas que aún precisa de atención es la seguridad urbana con perspectiva de género.
Este enfoque reconoce que las ciudades, tal como están diseñadas hoy, no son igualmente seguras para todos, planteando que la experiencia de inseguridad que viven las mujeres y otros grupos vulnerables difiere significativamente de la de los hombres.
Marcela Rivas Cerda, abogada chilena con amplia experiencia en derecho urbanístico, comenta que "el miedo y la inseguridad no solo limitan la movilidad de las mujeres, sino que también restringen su derecho a la ciudad".
Explica que, en muchas ciudades las mujeres modifican sus rutinas diarias para evitar zonas que perciben como peligrosas, particularmente de noche.
Este temor, muchas veces basado en la posibilidad de sufrir acoso o violencia sexual, impacta negativamente en su calidad de vida, restringiendo su participación en actividades sociales, económicas y comunitarias.
Tradicionalmente, las medidas que se han tomado para prevenir el crimen y otras actividades ilícitas se han centrado en la vigilancia policial y el diseño ambiental, estrategia conocida como "prevención del crimen mediante el diseño del entorno".
A pesar de que estas medidas han tenido relativo éxito a la hora de disminuir el número de delitos contra la propiedad, han sido criticadas por no abordar la violencia de género ni considerar las percepciones diferenciadas de inseguridad entre hombres y mujeres.
Urbanismo con enfoque de género: Un paso hacia ciudades más seguras y prósperas
El urbanismo con enfoque de género es una estrategia que busca rediseñar los espacios urbanos para hacerlos más seguros, especialmente para las mujeres, niñas y grupos vulnerables.
Este modelo propone la participación activa de la comunidad en el diagnóstico y la formulación de soluciones que promuevan la seguridad en las ciudades. En este proceso, se evalúan diversos aspectos como la movilidad, la iluminación, el acceso a servicios y la disposición de los espacios públicos.
Uno de los principales métodos empleados en este tipo de planificación son las auditorías de seguridad desde una perspectiva de género. Estas permiten analizar cómo las características del entorno urbano afectan la sensación de seguridad de las mujeres.
Por ejemplo, el análisis de la movilidad revela que las mujeres tienden a evitar ciertas áreas durante la noche, prefiriendo rutas más largas, pero percibidas como más seguras, para desplazarse.
Marcela Rivas sostiene que "el diseño de las ciudades debe considerar no solo la infraestructura física, sino también cómo ésta impacta en la vida cotidiana de las mujeres. Elementos simples como la iluminación adecuada, la visibilidad en zonas de alto tránsito y la eliminación de espacios confinados pueden marcar una gran diferencia en la percepción de seguridad”.
La seguridad como un derecho humano y colectivo
La violencia de género en los espacios públicos no siempre se da en forma de delitos comunes, como robos o agresiones. Muchas veces, el acoso callejero, aunque no siempre esté penalizado, es una forma de violencia que limita el acceso de las mujeres al espacio público.
En esta línea, el enfoque de género en la seguridad urbana no solo busca prevenir el crimen, sino también transformar las relaciones de poder que perpetúan el miedo y la inseguridad.
La perspectiva de género en la planificación urbana reconoce que la seguridad es subjetiva y depende de múltiples factores, como la edad, la clase social, la identidad sexual o el origen étnico.
Las políticas que no toman en cuenta estas interseccionalidades tienden a reproducir desigualdades y perpetuar estigmas.
Marcela Rivas Cerda: Desafíos y oportunidades para una seguridad urbana inclusiva
Uno de los mayores desafíos en la implementación de políticas de seguridad urbana con enfoque de género es la falta de visibilidad de estos problemas en las agendas políticas.
Marcela Rivas Cerda enfatiza que es necesario generar, con un enfoque de seguridad integral y de género, diagnósticos y planes de seguridad comunal y barrial, que propicien diseños de Rutas Seguras, donde se identifiquen las condiciones que deben tener estas rutas. El diseño deberá elaborarse en conjunto con comités de seguridad barrial, comunidades educativas, organizaciones comunitarias de mujeres, niñas, niños, jóvenes, adultos mayores, comunidad LGTBIQ+, y en coordinación con Municipios. "Es crucial que las mujeres y las diversidades sexuales participen activamente en el diseño de las políticas de seguridad. La inclusión de sus experiencias y necesidades nos permitirá crear ciudades más seguras y equitativas”.
Además, añade que es fundamental que estas políticas sean adaptadas a las necesidades específicas de cada comunidad. “La realidad de un barrio céntrico, con acceso a servicios y transporte, no es la misma que la de una zona periférica, donde la falta de infraestructura y la pobreza pueden exacerbar la inseguridad”, señala.
Incorporar una perspectiva de género en las políticas de seguridad urbana es un paso necesario para garantizar que las ciudades sean espacios seguros e inclusivos para todas las personas. Esto implica no solo repensar el diseño de los espacios públicos, sino también desafiar las normas sociales y culturales que perpetúan la violencia de género.
Rivas Cerda concluye que "el urbanismo con perspectiva de género no se trata solo de construir ciudades más seguras, sino de asegurar que todos sus habitantes, sin importar su género, puedan disfrutar plenamente de los derechos urbanos. A medida que más ciudades comiencen a adoptar este enfoque, podremos avanzar hacia un futuro donde la seguridad sea un derecho real y tangible para todas las personas”.