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Pobres y ricos

Por Francisco Pomares

 

 

Vuelve Cáritas a poner el foco sobre la pobreza creciente en el Archipiélago: seiscientos mil canarios, casi la tercera parte de los isleños, viven ya en estado de precariedad, rozando la exclusión social. La cifra ha crecido durante los años de esta crisis inacabable, aumentando el diferencial de pobreza con el resto de España. 80.000 hogares dónde se sostienen –es un decir- familias sin ingresos o con menos de 600 euros al mes. El informe viene a confirmar lo que ya se sabe, que es que en todos los indicadores negativos, Canarias está bastante peor que la media nacional: paro, pobreza, desigualdad social, salarios más bajos, economía sumergida, fracaso escolar, desestructuración familiar, drogadicción, violencia doméstica, aculturización, embarazos en jóvenes, diabetes, y otras enfermedades relacionadas con la pobreza… somos campeones en todo lo malo.

 

Y lo más dramático es que mientras la pobreza se dispara y extiende imparable por las islas, la riqueza de unos pocos no ha dejado de aumentar. Hoy los ricos de de Canarias tienen mucho más que antes de la crisis, y los más pobres tienen mucho menos. Era una tendencia que ya se veía venir de antiguo, cuando las administraciones de esta región se creyeron la fábula de que la mejor manera de hacernos progresar es haciendo que los ricos y sus empresas acumulen cada vez más recursos y plusvalías. Así, las políticas de ahorro fiscal del REF van exclusivamente a las rentas del capital. Y las subvenciones comunitarias no sirven para mejorar el peso de la agricultura en el PIB, para sanear las cuentas de los agricultores de un par de fanegadas o para que más gente encuentre empleo en el sector, sino para que los exportadores tengan su negocio asegurado y puedan dedicarse (también) a la venta de babana caribeña en los mercados españoles. El dinero europeo en obra pública enriqueció a contratas, comisionistas y políticos engolfados. Las ayudas del REA, destinadas a abaratar el precio de la cesta de la compra, sólo aumentan las plusvalías de los importadores. Y así, todas las políticas, todas las subvenciones, todas las ayudas.

 

El modelo canario -que no está basado en el turismo y el medio ambiente, sino en el binomio turismo/construcción y las subvenciones-, ha creado menos ricos mucho más ricos y más pobres mucho más pobres. Y todo el debate público anda sólo pendiente del petróleo. Canarias es un fracaso social. En toda regla.

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