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Mil etapas tiene el hombre

 

 

Por Jaime Quesada Martín, maestro, poeta y escritor

 

 

Mil etapas tiene el hombre:

es niño, púber, adulto,...

pasa de ignorante a culto

sin cambiar su primer nombre

de ahí que hoy yo me asombre

por este afán repentino

de echar piedras al camino

que otros hollaron primero

señalando el buen sendero

que es, en si, meta y destino.

 

No es apto para instituto,

según parece al Consejo,

un nombre que fue el reflejo

de la docencia, impoluto,

que cultivó el mejor fruto,

ese que ha hecho crecer

en el hombre y la mujer

los valores más preciados:

ser libres, cultos, honrados,

cumplidores del deber.

 

Supo trazar coordenadas

a varias generaciones

de niñas con sus lecciones

dejando en ellas sembradas

las semillas más preciadas:

la educación, la cultura;

le puso luz a la oscura

realidad del viejo Puerto.

Entiendo que es gran acierto

ensalzar su gran figura.

 

Dejo mis razonamientos,

los de un maestro que opina

que hay en Mercedes Medina

suficientes argumentos

para sentirnos contentos,

el pueblo, y la isla entera,

de que su nombre siguiera

grabado en el frontispicio

de un instituto, edificio,

que fue una escuela señera.

 

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