PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

El porqué de estos parques

Por Laura Martín Rijo

  • Lancelot Digital
  •  

    Soy una vecina del municipio de Teguise y no doy crédito al estado de algunos de nuestros parques infantiles (adjunto fotos porque las imágenes seguramente valdrán más que estas simples palabras mías…).

     

    Este hecho me ha llevado a reflexionar sobre el cómo estamos mirando a nuestros niños y niñas desde una perspectiva centrada en el adulto. La mayoría de los parques infantiles de la isla (he visto algunas excepciones en estas semanas), están pensados y construidos para una seguridad un tanto exagerada del niño/a y, consecuentemente, una extrema tranquilidad de los cuidadores y cuidadoras (llámense madres, tíos, abuelas, etc.). En estos espacios “blindados” para evitar cualquier caída o tropiezo, el niño/a es incapaz de desplegar ciertas destrezas motrices necesarias y vinculadas a su desarrollo cognitivo (hay muchos estudios que han demostrado la relación entre la actividad física y las funciones ejecutivas del cerebro). Cuando el niño/a se encuentra ante retos motrices, tales como tener que trepar, agacharse o saltar para llegar al lugar que quiere, está haciendo frente a “obstáculos” que le obligan a poner en práctica estrategias para la resolución de problemas, ideando un plan, concentrándose para poder elegir la mejor opción, todo ello anticipándose a posibles complicaciones y tomando decisiones para llegar a lograr la meta establecida.

     

    Olvidamos con frecuencia que en la infancia el aprendizaje se basa en el movimiento y el juego libre, exploratorio y de descubrimiento. No debe ser un privilegio el que niñas y niños experimenten el simple placer de jugar por jugar: es un DERECHO. Además, en muchos de los casos, el que no respetemos esta realidad se traduce en dificultades de aprendizaje a largo plazo, en escasa o nula motivación en las aulas y, finalmente, en fracaso o abandono escolar temprano. El niño/a que sabe orientarse bien en el medio y que se desenvuelve con confianza en el entorno va a tener un camino andado a la hora de enfrentarse a procesos más complejos como el inicio de la lectoescritura o el del desarrollo de habilidades lógico-matemáticas.

     

    De ahí la importancia de crear ambientes lúdicos al aire libre, que transciendan nuestros miedos y den libertad a los más pequeños, fomentando una actividad física íntegra y más completa. Rincones “family-friendly”, en los que haya zonas para todas las edades y para diversos momentos (descanso, movimiento, comida, etc.), combinando diferentes estructuras y diversidad de materiales (a poder ser sostenibles y naturales: piedras, arena, agua, cortezas, etc.), y con áreas de sombra. Los concibo como contextos para crear comunidad, lugares para el encuentro entre familias y amigos/as, en los que todos y cada uno hallen su sitio según sus intereses y necesidades, teniendo la opción de pasar una mañana o una tarde agradable de ocio saludable con libre acceso, sin costes, sin tener que estar ocupando a niños y niñas en mil y una actividades extraescolares.

     

    Por cierto, algo que no cesa es la afirmación de que los niños y niñas “de ahora” no salen a jugar a la calle porque son adictos a las nuevas tecnologías. Algo que no es del todo cierto y que no siempre es así. ¿Cómo queremos que vuelvan a verse niños y niñas jugar afuera si no les brindamos los espacios adecuados?

    Y me encantaría demandar la idea expuesta en los anteriores párrafos para nuestra isla. Pero, en lugar de eso, me encuentro reclamando para mi municipio parques que no amenacen a la seguridad de nuestros niños y niñas, bien por estar rotos y astillados, incompletos, oxidados o viejos y deteriorados, desde el pavimento hasta los columpios, pasando por las vallas que rodean estos recintos. En definitiva, sin un mantenimiento constante o simplemente, ABANDONADOS.

     

    Eso sí que atenta contra su seguridad. Y contra nuestra tranquilidad.

     

    Una ciudadana decepcionada que se pregunta el porqué de estos parques.

     

    Eso sí, defensora férrea de la infancia y consciente del gran error que es no ofrecer a niñas y niños lo que necesitan para fomentar un desarrollo armónico y feliz.

     

    Laura Martín Rijo

    Comentarios (2)