A los que llegan
Andrea Bernal
La imparcialidad, y con ella toda la historiografía verdadera, llegó al mundo
cuando Homero decidió cantar la gesta de los troyanos a la vez que la de
los aqueos, y proclamar la gloria de Héctor tanto como la grandeza de
Aquiles. Esta imparcialidad homérica [...] aún es el tipo de objetividad más
alto que conocemos. No solo deja atrás el interés común por el propio bando
[...], sino que descarta la alternativa de victoria o derrota...
Hannah Arendt
Si escribir es comprender, también comprender es un acto de voluntad y una espontaneidad intrínseca por el conocimiento. Comprender supone un esfuerzo por alcanzar lo diferente y la forma en la que unimos lo exterior y lo interior, lo subjetivo y lo objetivo, lo ajeno y lo propio; aunque tal vez lo más ajeno esté también en nosotros mismos.
Vivimos una guerra. Miles de palestinos tratan de huir al sur. Una guerra y un auténtico genocidio imposible de describir. Las imágenes de Israel y Gaza sobrecogen de tal modo que tratamos de buscar explicaciones, revisar la historia, preguntarnos por nuestra condición humana.
Lo más sencillo, -y el error-, en un conflicto de tantos años de historia; es tratar de posicionarse con unos o con otros. No es fortuito que haya elegido ese fragmento de Homero en palabras de Arendt.
Hannah Arendt ya lo dijo: “comprender es el modo específicamente humano de estar vivo; pues toda persona individual necesita reconciliarse con un mundo al que nació como un extraño, y en el cual, debido a la unicidad de su persona, sigue siendo por siempre un extraño”.
Ahora bien, comprender no es justificar. Nos sentimos “extranjeros”, ajenos, cuando vivimos un mundo extraño, privado de ilusiones, al modo de Camus. Pero se trata de nuestro propio mundo, porque en la misma guerra estamos nosotros. Los mismos kilómetros que nos separan, se unen si analizamos la problemática y miramos al mal de frente.
Comprender no es justificar, se trata de ver más allá, de crear logos en apertura. Comprender es el primer paso generador de armonía y análisis de los acontecimientos.
Su significado etimológico nos invita ya a “abarcar” “abrir” “abrirse-a”.
Quienes tratan de posicionarse y no comprender caen en el error, participan de un mal que no invita a convivirnos.
Como nosotros llegamos, otros llegan. Como en el 711, otros llegan, como en 1945, otros llegan, como en 1492, otros llegan.
Debe importarnos, escribir -en mi caso para comprender- y darnos a los que llegan.
Vivimos al tiempo, en nuestras islas, una masiva llegada de inmigrantes que nos coloca en urgencia humanitaria.
También en ellos debemos comprender y comprendernos. Debemos analizar y abrirnos.
Podemos seguir viviendo sin comprometernos, pero estaremos perdidos y ajenos a la realidad y nosotros mismos, pues “todo lo que es incomprensible no deja por ello de ser”, decía Pascal.
Miremos, comprendamos, amemos, a los que llegan.