La desertificación y la sequía, dos fantasmas nacionales
Se calcula que en España más de dos terceras partes de su superficie están potencialmente expuestas a la desertificación
Este lunes 17 de junio se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Esta fecha, que fue establecida por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1995, busca crear conciencia sobre la importancia que tiene para el planeta abordar y dar soluciones a uno de los problemas más significativos para el presente y futuro del siglo XXI. En este sentido, cabe mencionar que se calcula que en España más de dos terceras partes de su superficie están potencialmente expuestas a la desertificación, a lo que también hay que sumar los largos periodos de sequía, tal y como publica Diario de Avisos. Pero ¿cómo se representan estos fenómenos?
La desertificación es el resultado de una constante degradación de los suelos, el cual está ocasionado por una deforestación permanente de los bosques, la salinización, la falta de agua y una sobreexplotación de los acuíferos que es producida por las distintas actividades económicas que efectúa el hombre en distintas partes del mundo. Asimismo, la sequía representa un cambio o anomalía del clima, que se produce cuando los niveles del agua están muy por debajo de lo que corresponde en un área geográfica determinada. Esto provoca que todas las especies que crecen y se desarrollan en estas áreas se vean notablemente afectadas. Sin embargo, se podría indicar que la principal causa se sitúa en una falta de precipitaciones.
Como consecuencia de los efectos del cambio climático, la desertificación trae consigo la degradación de los suelos. Esta varía dependiendo de la región del mundo en la que te encuentres y se produce, principalmente, por el desarrollo de actividades humanas que se llevan a cabo con diferentes objetivos y que acaban dañando el medio ambiente. De hecho, según indica la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, actualmente el 40 % de la tierra del planeta está degradada y el número de sequías ha crecido un 29 % desde el año 2000.
Con todo ello, el cambio climático está más presente que nunca en Canarias. Así se ha podido presenciar durante estos primeros seis meses del año en el Archipiélago, donde las escasas lluvias y las altas temperaturas han dejado una situación desoladora en sectores como el agrario. En cuanto a los riesgos de desertificación en Canarias , el profesor de Geografía Física de la Universidad de La Laguna (ULL), Abel López, ha señalado para TIEMPO DE CANARIAS que ante esta situación se pone en juego “la pérdida de suelos fértiles” que podrían ocasionar graves peligros para la biodiversidad de las islas. Además, indica que todos los condicionantes que producen la desertificación también conllevan a otra serie de “riesgos indirectos” como el aumento de incendios forestales o “la presencia de sequías muy importantes como las que estamos viendo en estos últimos años”, aseveró.
Esto, sin lugar a duda, podría ir a más en los próximos años ya que con la actual variabilidad climática donde “el descenso de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas son los impulsores directos de que cada año la superficie que sufre procesos de desertificación vaya en aumento”. Con esta problemática, y tal y como menciona el experto, esto puede ocasionar para finales de siglo un verdadero problema en Canarias “si se cumplen los escenarios actuales que barajamos, donde algunos estudios apuntan alrededor de una pérdida de 6 km2 al año”, explica Abel López.
Esta problemática podría provocar en Canarias "una pérdida de 6km2 al año", menciona el experto Lanzarote y Fuerteventura son, tradicionalmente, las islas más afectadas por la desertificación alcanzando el 100 % de riesgo. A pesar de ello, actualmente los problemas hídricos también se extienden a las islas capitalinas. “El problema lo estamos teniendo en aquellas islas más húmedas porque vemos como muchas áreas pueden padecer estos procesos en amplios sectores de Tenerife y Gran Canaria”, ha resaltado el profesor de Geografía Física de la ULL. A todo ello, hay que recordar que la declaración de emergencia hídrica en Tenerife entró en vigor el pasado 29 de mayo, lo que supuso la puesta en marcha de las 75 medidas del decreto de emergencia ante la sequía para poder poner a disposición de la isla más de 27.000 metros cúbicos adicionales de agua al día.
Finalmente, en relación con las medidas que se podrían tomar desde las administraciones públicas canarias para paliar esta situación, López tiene claro que las Islas deben adaptarse a una “realidad climática” que esté marcada por tres elementos: el descenso de la precipitación, el aumento de las temperaturas y la desertificación. “Ante esto debemos apostar por las acciones de adaptación y entender que es necesario adoptar prácticas más sostenibles en el manejo del suelo y de la gestión del agua”, ha mencionado indicando que sin estos pilares es muy difícil revertir la situación porque los actuales modelos de gestión del agua “evidencian serios problemas en algunas islas y son incompatibles con los nuevos escenarios climáticos”, concluyó.