Vea cómo juegan los pelícanos de La Graciosa
Las dos aves aparecieron en la octava isla convirtiéndose en la expectación del puente de la Inmaculada
La llegada de dos pelícanos a La Graciosa sorprendió a todos los que estaban en la octava isla, y también a los lanzaroteños. Sin embargo, según asegura el biólogo Domingo Concepción no es algo tan extraño, ya que se trata de aves migratorias que van buscando mejores temperaturas para pasar el invierno.
De hecho, Concepción asegura que no es la primera vez que aparecen en Lanzarote estas aves. Hasta en cinco ocasiones han visitado Lanzarote o La Graciosa los pelícanos comunes, y sólo en uno de los casos no se trató de migraciones naturales, sino de aves que escaparon de un zoológico.
Esas son las dos opciones que contemplan los expertos: migración natural o fuga de dos ejemplares que pertenezcan a un particular.
Concepción comenta, como curiosidad, que es raro que los animales se muestren tan acostumbrados al trato con humanos, lo que podría indicar que, en efecto, se trata de aves socializadas, pero de momento no se sabe nada en concreto.
Los pelícanos (Pelecanus) son un género de aves acuáticas pelecaniformes que se caracterizan por su largo pico con un gran saco gular que utiliza para la captura de sus presas y el drenaje del agua recogida antes de tragárselas.
Tienen un plumaje predominantemente claro, a excepción de los pelícanos pardos y peruanos.
El pico, el saco y la piel facial desnuda de todas las especies adquieren colores brillantes antes de la temporada de cría. Las ocho especies existentes tienen una distribución global desigual, que va latitudinalmente desde la zona intertropical a la templada, aunque están ausentes del interior de América del Sur así como de las regiones polares y el océano abierto.
Frecuentan las aguas interiores y costeras donde se alimentan principalmente de peces, capturándolos en o cerca de la superficie del agua.
Son aves gregarias, viajan en bandadas, cazan cooperativamente y se reproducen en colonias.
Ya en julio de este mismo año, habían aparecido flamencos en Las Salinas del Janubio, causando también sorpresa entre la población.