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Timanfaya se convierte en un aula abierta donde aprender ciencia aplicada

La celebración del 50 aniversario del parque nacional permite el contacto entre investigadores de la Universidad Pública de Navarra y estudiantes

 

  • Lancelot Digital
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    Los estudiantes del IES Las Maretas y del CIFP Zonzamas, dos centros educativos lanzaroteños, se pasan una placa con dos cables de mano en mano. Es un módulo termoeléctrico. Miguel Araiz, profesor en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) les recuerda que esa pieza, más pequeña que un DNI, puede convertir una diferencia de temperatura en voltaje eléctrico. Es algo que ya han estudiado: las leyes de la termodinámica.

     

    “Cada uno de los tres prototipos geotérmicos del Islote de Hilario tiene cuarenta módulos como estos”, dice el ingeniero industrial, que forma parte del equipo investigador que ha desarrollado una tecnología capaz de transformar el calor que emana de un yacimiento de roca caliente seca como el del Parque Nacional de Timanfaya en electricidad, sin necesidad de inyectar agua a alta presión.

     

    Con un dibujo se entiende mejor el funcionamiento de la novedosa tecnología que van a visitar. En la pantalla aparece un tubo de tres metros de altura, la mitad de él enterrado en el Islote de Hilario, la zona de anomalías geotérmicas superficiales más importantes del mundo (600ºC a diez metros de profundidad).

     

    Es un sifón de acero inoxidable, un circuito cerrado por donde circula un fluido que entra en ebullición con el calor de la tierra -el lado caliente-, asciende en forma de vapor, se condensa al contacto con el exterior -el lado frío- y desciende por gravedad condensado como gotas. Lo han rematado con “un montón de aletas” para aumentar la superficie expuesta y con ella, la eficiencia del mecanismo.

     

    “¿Se pierde algo de líquido con el cambio de fase?”, pregunta un alumno. En dos años de funcionamiento “no ha habido fugas” y los prototipos están generando 500 vatios de potencia media. Arremolinados en torno al prototipo, tocando sus materiales, la curiosidad sigue abriéndose paso: “¿Y han probado a usar otro líquido?”. Estudiaron distintas opciones, pero el agua “es lo más sencillo e inocuo”. Más preguntas: “¿Se podría instalar en el mar?”. Tendrían que ver cómo sujetarlos y diseñar anclajes que aguanten las mareas.

     

    “Es muy emocionante que esta tecnología se haya exportado”

     

    A Elba Elía le gustaban bastante “las mates, la física y la química” cuando estudiaba Bachillerato, así que decidió estudiar Ingeniería en Tecnologías Industriales en la UPNA, a pesar de que era una carrera “complicada” y con “pocas chicas” matriculadas. No se arrepiente. Su trabajo final de carrera estudia ahora la aplicación de los prototipos de Lanzarote, ”una tecnología única en el mundo”, a los suelos porosos pero mucho menos calientes de Nueva Zelanda. “Es un orgullo y es algo muy emocionante que esta tecnología se haya exportado”.

     

    El Instituto de Geociencias de Nueva Zelanda no ha sido el único interesado en la tecnología desarrollada en Timanfaya. El año pasado, el equipo de la UPNA viajó a la base Miguel de Castilla, en la Antártida, para instalar generadores termoeléctricos geotérmicos como los de Timanfaya en Isla Decepción, consiguiendo “alimentar un equipo de vigilancia volcánica” sin interrupciones. Un 10% de la población mundial vive a menos de 100 km de un volcán activo y el 30% de estos territorios no están monitorizados, dice Araiz. Esta tecnología podría suponer un avance muy sustancial en la vigilancia volcánica mundial.

     

    El primer prototipo nació en 2019 en la Universidad Pública de Navarra a través del proyecto Electrovolcan. Posteriormente, el interés del Parque Nacional de Timanfaya en comprobar si esta tecnología era suficientemente robusta como para utilizarse a nivel industrial o de autoconsumo hizo que la Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno de Canarias financiara los nuevos prototipos que finalmente se instalaron en 2023, después de muchas horas de cálculos y pruebas realizadas por un equipo interdisciplinar (especialistas en materiales, estructuras, transferencia de calor, etc).

     

    “Cuando empiezas a estudiar algo, no tienes claro nada pero… sabéis mucho más de lo que creéis. No perdáis la creatividad ni las ganas de aprender”, aconsejó Araiz a los estudiantes del IES Las Maretas y del CIFP Zonzamas.

     

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