Haz en casa langostinos en tempura japonesa con esta receta
Solo necesitamos seis ingredientes y diez minutos para tenerlos en la mesa
Los langostinos son uno de los mariscos más apreciados en todo el mundo. Se pueden comer solos, acompañados con alguna salsa, o emplearlos para realizar recetas más elaboradas. Una de las formas más deliciosas para comerlos es en tempura japonesa, uno de los platos que no suelen faltar en la mesa cuando vamos a un restaurante especializado en comida de este país asiático. Cuando aprendamos a conseguir esta masa fina tan característica, también la podemos aplicar a otros alimentos, como la verdura.
Vamos, entonces, a conocer el secreto de los langostinos en tempura japonesa para hacerlos en casa. Solo necesitamos seis ingredientes.
Ingredientes langostinos en tempura japonesa
100 gramos de harina para tempura
100 mililitros de agua muy fría
10 cubos de hielo
1 huevo
Aceite para freír
12 langostinos de gran tamaño
Pasos a seguir: langostinos en tempura japonesa
Se preguntarán el porqué de los cubos de hielo y el agua fría. Pues bien, el secreto de una tempura crujiente es realizar la mezcla de los ingredientes estando muy fríos. Lo primero es limpiar los langostinos, retirando la cáscara pero dejando la parte de la cola. Es importante también quitar la tripa, que es el hilo negro que se aprecia en la parte superior del crustáceo.
Ahora, para hacer la tempura japonesa tradicional, hemos de mezclar un huevo batido con el agua bien fría. Una vez integrados estos ingredientes, tenemos que ir añadiendo harina para tempura hasta conseguir una masa homogénea y pegajosa.
Nota: Para que el rebozado sea más crujiente podemos usar agua con gas o soda.
En este punto, añadimos en un bol más agua con hielo, y ponemos encima el recipiente donde hemos mezclado el huevo, el agua y la harina para tempura. La idea es que la masa se mantenga fría todo el tiempo.
Calentamos el aceite en una olla profunda, un wok o una freidora.
Introducimos los langostinos, uno por uno, en la masa de tempura que tenemos enfriando en el bol. Un truco es agarrarlos por la cola e ir empapándolos por completo. Una vez estén cubiertos de mesa los echamos al aceite caliente y los freímos hasta que se doren ligeramente.