El TORPEDO español que triunfa en París
Rafa Peña es uno de los cocineros españoles con las ideas más claras y ha cautivado a la capital francesa con su hamburguesa
Rafa Peña es uno de los cocineros españoles con las ideas más claras. Firme defensor de la bistronomía, ese concepto importado de Francia que apuesta por una cocina sencilla, disfrutona y asequible para todos los públicos, lleva años triunfando en Barcelona con su restaurante Gresca, uno de los favoritos de los profesionales de la gastronomía.
También es el responsable de Torpedo, una hamburguesería high level que ha conseguido dignificar y convertir en alta gastronomía el epítome del fast food con una fórmula muy sencilla, utilizar únicamente el que él considera el mejor producto posible, la carne de buey gallego con largas maduraciones en cámara de Cárnicas Lyo.Con Barcelona a sus pies, a finales de agosto, Peña se lanzó a la conquista de la ciudad considerada, casi unánimemente, capital mundial de la gastronomía: París.
Sin un local físico, al menos de momento, el Torpedo parisino funciona exclusivamente bajo el sistema de delivery a través de varias plataformas locales y la respuesta de un público tan exigente como el de la capital francesa no ha podido ser más satisfactoria: está despachando una media de 1.500 hamburguesas semanales... y eso teniendo en cuenta que apenas si abarca un radio de tres kilómetros en los alrededores de la Ópera, aunque próximamente se abrirán más sucursales.Más de 300 kilos de carne picada de buey gallego con una mezcla de maduraciones de seis meses y un año (con los consiguientes matices minerales y de profundidad de sabor) envía cada semana Cárnicas Lyo a la ciudad de la Luz para que se conviertan en doble cheese con huevo, pepinillo y pan de brioche (la más demandada) o en la tradicional Patty Melt, servida en pan de molde, como se hacía en los diners estadounidenses a mediados del siglo pasado.
Ambas se facturan a 12,50 euros.Pero las hamburguesas no son la única opción de Torpedo. También hay bocadillos de pollo frito, de cerdo, de lengua y vegetal. De momento, Peña no se ha atrevido con el de callos, un must de la casa madre barcelonesa, pero avanza que hará la prueba en un futuro no muy lejano, a ver cómo responde el público. Y como esa respuesta sea parecida a la que han recibido las hamburguesas