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Soluciones factibles para un problema anunciado

 

La cuestión del cierre o la apertura al tráfico rodado de vehículos en la Avenida Marítima, concretamente entre el Ayuntamiento capitalino y el Gran Hotel, se ha convertido en una polémica que no parece tener fin. En un enfrentamiento constante entre los partidarios y detractores de ambas opciones.

 

El caso es que lo que debería ser una obra a celebrar, ya que supone la mejora de una zona históricamente deteriorada, se ha convertido en un nuevo problema. La intención de reducir la circulación de vehículos y convertir el centro de Arrecife en una zona comercial abierta, algo en principio positivo, se ha acabado viendo como algo malo. Negativo para la ciudad. Arrecife además, es una ciudad compleja porque nace de una estructura de hace cuarenta años que no ha cambiado nada. Ese desfase, al ir cerrando nuevas calles, complica el tránsito por las mismas. Aumenta por tanto el enfado ciudadano. Todo esto, sumado y reforzado por la negatividad instalada en la ciudadanía, ha generado un caldo de cultivo negativo en contra de las obras.

 

Y es que las cosas se han hecho mal desde el principio. O al menos, no suficientemente bien. Si se hubiera buscado una alternativa de aparcamientos suficiente antes de iniciar las obras, si se hubiera potenciado la dinamización de la zona, una zona de por sí ya avejentada e inhóspita para el ciudadano, sin árboles, sin atractivos…, si se hubiera estudiado con calma el proceso… pero no se hizo. Y lo cierto que la mayoría de los comerciantes han acabado por abandonar la avenida principal e instalarse por las calles de atrás. Así las cosas, lo que debería hacer sido una buena idea, bien acogida por la ciudadanía, se ha convertido en una algarada popular que muchos no acaban de entender.

 

No es que el problema no tenga solución, pero pasa por hacer un alto en el camino y repensar lo que se está haciendo. No todo vale y, tal y como están las cosas, a nuestro parecer, el tráfico abierto en un sentido único sería la solución más lógica, por no decir la única realmente factible. ¿Por qué? Un cierre total no sería una opción real, ya que la semipeatonalización permite el tráfico de ciertos coches y la tranquilidad de los padres con niños pequeños no sería total, en ningún caso. De hecho, podría ser incluso peor ya que se confiarían en una relativa tranquilidad que no sería tal. Lo lógico sería poner circulación lenta, la correspondiente a un tramo de centro urbano, en un solo sentido, de manera que la ciudad no quedara colapsada pero el tráfico tampoco supusiera un peligro.

 

No es asunto fácil. No hay que caer en demagogias vanas, pero lo cierto es que tampoco hablamos de algo imposible. En Playa Honda se hizo y se hizo muy bien, y los resultados no se han hecho esperar. La zona se ha modernizado y dinamizado y la ciudadanía ha quedado encantada.

 

En Arrecife en cambio… Este es un viejo tema que se arrastra desde hace décadas, consecuencia de una ciudad que ha crecido con un planeamiento vetusto y arcaico, y que no permite decisiones poco reflexionadas o mal diseñadas. Ideas sobre la mesa hay muchas pero, viendo la falta de alternativas, las tardanzas, el enfado generalizado, creemos que no es momento para precipitaciones.

 

La alcaldesa se encuentra todavía a tiempo de hacer las cosas bien, de escuchar a la ciudadanía, que se niega al cierre absoluto de la avenida y ve más problemas que soluciones en la situación actual. Es preciso pararse a repensar, en efecto, y darle tiempo al tiempo. Y, entre tanto, abrir la avenida en un único sentido y con un tráfico controlado y lento. Posteriormente, en un plazo de varios años se podría volver a plantear el cierre y realizarlo con todas las cuestiones negativas solucionadas previamente.

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