Lanzarote sólo tiene un senador
Lanzarote sólo cuenta con un senador para solucionar los problemas de la isla y esto exige a los votantes una reflexión pausada y una decisión certera, ya que los próximos cuatro años nos los jugamos a una sola carta. No es cuestión, por tanto, de tirar a la basura nuestro voto, algo que ocurriría si no hay una deliberación profunda en torno al voto útil. Y es que, si bien es cierto que cuando votamos al Congreso lo elegido en nuestra isla se suma a las islas de Fuerteventura y Gran Canaria, no ocurre lo mismo en caso del Senado. No podemos olvidar que en estas elecciones el voto debe realizarse en clave nacional y, si bien, en los recién celebrados comicios autonómicos e insulares, se optó por la cercanía, la confianza y el programa, ahora las tornas regresan al bipartidismo. Ahora, solo tenemos una opción.
Efectivamente, tras los últimos cuatro años España ha vuelto a aquellos cara a cara PP-PSOE. Tras unos años en que partidos como Podemos, Ciudadanos o UPyD, entre otros, fueron cobrando importancia, la burbuja se ha acabado por deshinchar y solo parecen haber quedado dos luchadores sobre el tatami: Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Se trata por tanto de regresar al voto útil.
En este enfrentamiento, los socialistas volverán a jugar sus cartas: el miedo a la llegada de la ultraderecha, la posibilidad de que el PP cambie la Ley del Aborto y no permita que las menores de edad tomen solas esa decisión y el temor a que no se respeten los derechos LGTBI y se suavicen las medidas con respecto a la violencia de género.
Por su parte, el Partido Popular se agarrará a la baza del anti-sanchismo. Recordará todas las promesas realizadas por el actual presidente, y una tras otra olvidadas; pondrá sobre la mesa los cambios de opinión y virajes inesperados; el excesivo gasto publicitario y sus viajes en el Falcón, la cercanía con Bildu y el terrorismo y la gran metida de pata de la Ley del Sí es Sí que acabó por dar los frutos contrarios a los deseados ante el espanto del feminismo.
Unos pedirán el voto para seguir como estamos y otros para cambiar por completo, con la promesa de mejorar el país. Lo cierto es que, en el caso de Lanzarote, al contrario de lo que ocurre en el Congreso, en que todo suma, todo parece indicar que lo que no sea votar a uno o a otro, será tirar el voto y regalárselo justo al candidato que no queremos. Toca sentarse a pensar qué deseamos para Lanzarote, qué necesita la isla y quién puede conseguirlo. Y, en conciencia, acudir a las urnas.