¿Todavía no ha ido a ver “Ataraxia”?
La muestra de Eduardo Manrique estará expuesta hasta el próximo 16 de septiembre
Si todavía no ha visitado la exposición ‘Ataraxia’ de Eduardo Manrique en el CIC El Almacén, todavía tiene oportunidad de hacerlo hasta el próximo 16 de septiembre.
La muestra propone una interacción fluida y continua entre las diferentes facetas artísticas de Eduardo Manrique, guiando al visitante en un viaje interconectado por sus creaciones. Se inspira en lo tangible y lo portuario, capturando en sus obras la esencia de estos espacios y transformándolos en símbolos, rastros, trazos y composiciones abstractas que revelan un mundo de posibilidades infinitas. La exposición está comisariada por David Machado.
A través de la abstracción, logra un lenguaje universalista que se expande orgánica y coherentemente en una diversidad de medios y ámbitos como el collage, la escultura y la pintura, convirtiendo lo específico en algo común y permitiendo así una mayor comprensión y empatía hacia lo desconocido. Construye sus obras como si de un astillero se tratase, plegando áreas de color, tensando materiales y moldeando el espacio para crear piezas que trascienden lo costero y nos transportan a un territorio conceptual y fluido. En este espacio, nos conectamos con lo propio y lo vivencial sumergiéndonos en una experiencia artística que nos invita a navegar en una nave metafórica por las aguas del arte y de la vida. El artista es un constructor que ensambla la abstracción y la poesía en un universo que nos habla de las relaciones entre el ser humano y la mar.
Eduardo Manrique
La exposición “Ataraxia” nos sumerge en el universo artístico de Eduardo Manrique, un creador cuya práctica artística trasciende el concepto psicológico de periferia, buscando y encontrando lo común en la diversidad de planos. Su práctica artística refleja la conexión entre lo local y lo universal. Encontramos una apertura que se acerca al espectador, evocando la gestualidad y las formas presentes en la maquinaria naval, como los barcos que surcan las aguas de la bahía de Arrecife. A través de la experimentación, el artista genera intervenciones espaciales que nos guían por su recorrido procesual, invitándonos a adentrarnos en su mundo creativo. Su obra nos invita a la contemplación y a la conexión con lo introspectivo a través de espacios que parecen dialogar consigo mismos. Las piezas se transforman en símbolos que se balancean al vaivén de los ritmos maréales y resuenan en la línea infinita del horizonte.