Y la curiosidad se convirtió en morbo
Sara González
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En ocasiones, creo que existe una línea muy finita entre la curiosidad y el morbo, algo que cada vez está más presente en la sociedad. Con esta presencia me refiero al morbo, por supuesto.
Recientemente, conocí un nuevo concepto en un programa de La Sexta: tanatoturismo. Resulta que existe el placer de viajar y conocer lugares en el que han ocurrido asesinatos, muertes o este tipo de tragedias. En un principio me dije a mí misma: -bueno, tiene cierto sentido porque puede estar relacionado con hechos históricos. Ejemplos de ello es todo lo que tiene que ver con la época nazi en Alemania o Chernóbil.
Pero cuando conocí que en el caso de la habitación donde supuestamente Daniel Sancho asesinó a Edwin Arrieta en Tailandia, el precio de esta ha aumentado y hay personas que acuden allí, no sé si para sentirlo, pero sí para estar en esa misma habitación, me dije a mí misma; qué necesidad, por qué alguien siente esa satisfacción o siente esa curiosidad.
Una situación que tenemos cercana, aquí, en la isla, sobre este posible tipo de turismo, aunque no percibo ese interés, o al menos, no de momento, es la casa de las hermanas Cruz en el pueblo de Teseguite. Tal vez, sea por desconocimiento de este caso entre la propia población local o por un silencio sobre el mismo que sigue latente en la actualidad, al igual que lo estuvo en su momento, cuándo sucedió este trágico suceso. Por suerte o por desgracia, no veo interés en este modelo turístico en la isla.
Y si, dudo si el interés de este modelo sea positivo o negativo, ya que tras escuchar hablar de él, sigo sin conocer dónde está el límite al morbo cuando se visitan lugares que, bajo la excusa de ser históricos o de recoger momentos o a personajes históricos visitamos, ya sean los casos anteriormente mencionados u otros. Como ejemplos se me ocurre paradas que hice hace varios años atrás en un viaje a Irlanda, el país, dónde junto con un grupo de personas, visitamos un cementerio para ver las tumbas de unos marineros que fueron importantes siglos atrás o un puerto dónde pasó el Titanic, o eso fue lo que nos vendieron.
Es por ello que, tras conocer este nuevo concepto tanatoturismo, a través de un reportaje, me entró la duda de cuándo se pasa de la curiosidad al morbo al visitar este tipo de espacios. Aunque he de resaltar que bajo mi entender, no se puede equiparar en este sentido, la habitación de Tailandia o la casa de las hermanas Cruz con Chernóbil. Por lo que, me pregunto si esta fina línea entre la curiosidad y el morbo es una visión meramente personal.