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Un discurso que no pudo ser leído en el 35º Aniversario de Lancelot

Por Antonio Coll

 

 

Como bien es sabido no pude asistir a la Gala del 35º Aniversario de Lancelot, por un accidente casero, sucedido días antes, y que me obligó a estar hospitalizado 8 días, pero estaba previsto leer un discurso que, por cierto, tenía ya escrito y a continuación reproduzco,

 

A Javier Betancort, Jorge Coll y equipo, les deseo toda clase de éxitos, en este ya consolidado proyecto empresarial multimedia, pero, sin duda, necesita innovarse cada día, fortalecerse cada día y para ello se necesita mucho trabajo y sortear, sobre todo, muchos obstáculos. Suerte.

 

Buenas noches, señoras y señores, Autoridades y amigos. Hoy es un día especial para la familia Lancelot porque celebramos 35 años de la revista Lancelot y diez años de Lancelot Televisión.

 

Han transcurrido 35 años, que se dice pronto, desde el inicio de un periódico lanzaroteño o lanciloteño, como le gustaba decir al inolvidable escritor- investigador, Agustín de La Hoz. Fue una apasionante apuesta mediática, en aquellos tiempos de mucha carencia. Porque la isla de Lanzarote, en 1981, no tiene nada que ver con la realidad de hoy. El panorama actual es bien distinto y gozamos de un bienestar impensable en aquella época. Si hacemos una radiografía de las mil quinientas setenta y seis portadas, de la primera y segunda época, podemos contemplar de forma muy nítida, la evolución de la isla y los cambios radicales producidos. Si tenemos en cuenta el corto periodo de tiempo transcurrido, la transformación de la sociedad lanzaroteña ha sido vertiginosa. Una sociedad que malvivía del sector agrícola y pesquero, hasta que la industria turística, emprendió su singladura, con sus luces y sus sombras, pero, afortunadamente, contribuyó a mejorar nuestro bienestar y poder adquisitivo. Lancelot, en toda esa evolución y desarrollo, fue un potente altavoz para mucha gente que muy rápidamente se identificó con su línea editorial y acogió a la publicación como algo suyo. Como algo que defendía sus problemas, que defendía, con un lenguaje fresco y directo, sus derechos y ambiciones. El cómplice respaldo de una buena parte de la sociedad lanzaroteña, fue el mejor capital para que Lancelot se mantuviera tantos años… Y que siga cabalgando en la actualidad, a pesar de la crisis financiera y económica, iniciada en el 2008 y que hizo estragos a muchas empresas periodísticas que tuvieron que cerrar o adaptarse, con unas nuevas y duras estructuras, para sobrevivir. Pero el compromiso de Lancelot con su gente no ha desfallecido. Siempre estuvo y sigue estando en conseguir que el máximo de lanzaroteños viva en una sociedad digna, que sus recursos sirvan para poseer un poder adquisitivo decente y, sobre todo, que los lanzaroteños y residentes, se sientan orgullosos de vivir en su isla, que se sientan orgullosos de conquistar un futuro más prometedor para las nuevas generaciones, que el que tuvieron sus abuelos y padres. Pero no nos podemos dormir en los laureles. Aún la isla tiene muchas asignaturas pendientes, asignaturas prioritarias que deben de aprobarse para crecer y consolidar una economía que todavía permanece con muchas debilidades estructurales, en un archipiélago fragmentado y alejado de la Europa continental. Tenemos que ser consciente de ello. Y es responsabilidad de nuestros gobernantes poner los cimientos para consolidar nuestro progreso y asegurar un mejor futuro.

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