Soluciones a tiempo
Mar Arias Couce
No sé si decir que fue asombro, estupor o terror lo que sentía esta semana al leer que un chico de trece años, quédense con el dato de la edad que es relevante, apuñalaba en la cara a la madre de su novia (insisto, trece años) porque ésta le quitó el móvil a su hija. No hay manera humana de procesar esta información y que no te explote la cabeza en el intento.
Qué tipo de dependencia puede llegar a tener un niño de su móvil para hacer algo así, para que la ansiedad y la necesidad que siente sin su aparato, o sin que la persona con la que se quiere comunicar lo tenga, que es capaz de hacer semejante salvajada.
Algo debemos estar haciendo mal para tener que vivir este tipo de situaciones. La ‘movilpatía’, llamémosla así, existe. Y nos afecta a todos, en mayor o menor medida, pero nosotros, los adultos, se supone que sabemos superponernos a nuestras adicciones y manejarlas. Ellos no saben.
En mi opinión, la mejor manera de evitar estos casos, está en fomentar el deporte y el que los adolescentes y los niños estén jugando en la calle, como hacíamos nosotros. Para eso, deben tener dónde hacerlo. Y aquí lanzo yo una carta a la mesa: ¿Por qué no tenemos en Arrecife canchas públicas de Baloncesto?
Mis hijos son jugadores de baloncesto. Antes se pasaban la vida en la cancha que había en el parque de Las Salinas jugando, entrenando. La quitaron y ahora sólo hay una cancha de fútbol. Si quieren jugar se tienen que recorrer a pie la mitad de la ciudad porque las únicas canchas que pueden usar los fines de semana libremente están en Maneje. Y lo hacen, la mayoría de las veces. En ocasiones, les puede la pereza y ese tiempo lo pasan jugando en el ordenador o el móvil con sus amigos. Y es una pena porque había bastantes en Arrecife, pero los sucesivos gobiernos las han ido quitando y ahora ya apenas quedan.
No digo que las cosas tengan que ser como cuando éramos pequeños. El mundo ha cambiado muchísimo e Internet lo ha revolucionado todo, pero sí que se faciliten todas las opciones posibles para que estos jóvenes adolescentes puedan soltar toda su adrenalina en una pista, ya sea de baloncesto, de tenis, de fútbol o de patinaje. Lo que sea para que nunca se sientan tan enganchados a un aparato que lleguen a recurrir a la violencia, sea esta del tipo que sea. No es normal que alguien haga lo que ha hecho el niño que encabezaba esta historia, pero sí que se enfaden, disgusten y tenga rabietas cuando se les quita el móvil porque siente que les falta algo de su mundo. Tratemos pues de que su mundo sea otro más amplio y con opciones más sanas.
Desde aquí reivindico más canchas de baloncesto en nuestra ciudad para que tengamos más ‘Gasoles’ y menos adultos con problemas. A tiempo estamos.