Mi pueblo son siete “estrellas” verdes
Por Antonio Coll
Un recurso presentado por la Delegación del Gobierno del Reino de España, ha propiciado un dictamen judicial que impide enarbolar la bandera canaria de las siete estrellas verdes, en instituciones y edificios oficiales o en actos corporativos. Recordamos que el 22 de Octubre se conmemoraba el 52º Aniversario de su creación por el Movimiento Canarias Libre, en 1964. También ese mismo año, el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia de Archipiélago Canario (MPAIAC) la propuso como “bandera nacional de Canarias”. Con el paso de los tiempos, esta bandera es utilizada por formaciones nacionalistas, como Coalición Canaria que, en el III Congreso Nacional, celebrado en 2005, adoptó la insignia de las siete estrellas verdes. En este sentido, el que fuera presidente, Paulino Rivero, llegó a asegurar que al no tener mayoría absoluta en el Parlamento de Canarias, no pudo nombrarla como oficial. También otras formaciones políticas que no tenían en sus reivindicaciones la independencia, como Unión del Pueblo Canario (UPC), el Partido Comunista del Pueblo Canario o Izquierda Unida Canaria, la aceptaron como oficial.
Después de 52 años que yo sepa, la bandera popular de las 7 estrellas verdes no creó ningún conflicto, en la sociedad civil de las islas, y se izaba con toda normalidad, en muchas fiestas y celebraciones de los pueblos y ciudades, sin que causara rechazo o beligerancia por nadie. Hasta una canción se hizo muy popular con el estribillo: “Me gusta la bandera/ me gusta la bandera/ ¡ay! mamá, bandera tricolor/ con siete estrellas verdes…/
A mi manera de ver, el efecto “boomerang” se ha activado en mucha gente, gracias a la actitud, yo la calificaría de “pueril”, de la Delegación del Gobierno Español de promover el recurso citado ante el TSJC. Parece baladí, pero no lo es. Porque, simplemente, con esa acción ha avivado una cuestión sensible y que, lo más seguro, tenga un largo recorrido, políticamente hablando. El presidente de Nueva Canarias, Román Rodríguez, en unas declaraciones públicas, ha reivindicado la bandera de 7 estrellas verdes como “el símbolo de la identidad canaria” y solicita que la enseña se incluya en el nuevo Estatuto de Autonomía”, que como se sabe está anclado, por llevar el gobierno español más de 300 días en funciones. El mismo Román Rodríguez ha dicho que “los sentimientos no se pueden esconder ni reprimir con acciones judiciales”. “A partir de ahora –agrega el político- la conmemoraciones del 22 de octubre, de cada año, serán mucho más multitudinaria”. El propio presidente del Cabildo de Lanzarote, realiza una crítica discordante con la institución gubernamental española, considerando que “es verdaderamente lamentable que en lugar de estar centrada y preocupada por los problemas y carencias que padece el archipiélago, concentre sus esfuerzos para tratar de impedir que los canarios libremente celebren el aniversario de la bandera nacional canaria, con independencia de su color político” “Es un hecho sin precedentes en Canarias”.
Tengo que reconocer que el grancanario, Enrique Hernández Bento, actual Delegado del Gobierno, es una persona muy bien formada y preparada, que ha ocupado muchos cargos de alta responsabilidad, como Secretario de Estado del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, entre otros. Yo no sé si la propuesta surgió de él mismo o algún “ultraespañolista” le metió en este “berenjenal”, sin ninguna necesidad. Porque yo no veo ningún rédito político para el PP, todo lo contrario. Tampoco veo el de cumplir con la legalidad porque no se trataba de suplir las banderas “oficiales” enarboladas, en sus respectivos lugares, por la bandera que para muchos canarios tiene su magnitud y se capta como algo simbólico de su identidad. A veces hay acciones oficialistas y gubernamentales que crean problemas donde no los hay y, en vez de edificar y propulsar una convivencia pacífica, crean hostilidades innecesarias, con poco pragmatismo y sentido común. El problema de Canarias no es de banderas, es ante todo social y de padecer una forma de “colonialismo” que impide que las riquezas que se generan en las islas repercutan en todos sus habitantes. No obstante, los gobiernos españoles no podrán obstaculizar que una parte del pueblo canario renuncie a reconocer, como símbolo de su propia identidad, la bandera de siete estrellas verdes. Que, por cierto, no es tricolor si le añadimos el verde. Ya algunos canarios cantan el estribillo: “Mi pueblo son siete islas que en el Atlántico nadan con siete estrellas verdes…” Es la causa-efecto por una desafortunada acción gubernamental.