PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Mefistófeles

Por Alex Solar

Una vez lo vi en persona, en Menorca, todavía era joven, untriunfador que acaparaba todas las atenciones y miradas en la fiesta de unos amigos. La otra noche, no era el mismo: el rostro de un anciano en el que se han acentuado unos rasgos zorrunos y una mirada oblicua y depredadora.

 

Tengo la sospecha que aceptó salir a la palestra desde su madriguera de luxe , para contar cualquier cosa, menos lo que no le interesa que se sepa. No ya su vida íntima, sino su vida secreta en ese despacho algo desangelado. Y no me refiero al onanismo inconfeso que lanzó desafiante más tarde, ante otro interrogatorio fallido. Sino más bien a la verdad del personaje omnímodo, que quita y pone rey (en sentido ajedrecístico) en el tablero negro y blanco de los medios.

 

Fui uno de los adictos a la tinta fresca de este calamar que llegó a la lonja en el momento oportuno, en los albores de la democracia. Yo lo llevaba bajo la axila, como si fuera un amuleto contra el mal de ojo de los fascistas,con sus páginas repletas de cosas que nadie más publicaba ni decía mejor y era una tragedia cuando en el quiosco decían que la edición dominical se había agotado o no había llegado por avión debido al mal tiempo. Recuerdo, estando de viaje, haber peregrinado por los puestos y librerías de algún país extranjero para conseguir al menos un ejemplar atrasado. Sin él, como pasa con el café, no se podía comenzar bien el día.

 

Hoy ni su alma mater ni su criatura son la sombra de lo que fue o pudo haber sido.Dice él que nunca fue “un diario de izquierdas” sino de “lectores izquierdistas”. Ojalá resucitara aunque fuera por un momento el maestro Haro Tecglen para oír esto. Caería de inmediato fulminado por otro ataque al corazón.

 

El momento lúgubre de esa función nocturna, escenificación del encuentro entre el maléfico Voland y el ingenuo Yván de El Maestro y Margarita de Bulgákov , fue ese momento en el que el viejo zorro le intenta hacer caer la venda de los ojos de lechuza astuta de su interlocutor diciéndole que también forma parte del sistema, del “establishment”, insinuándole que él también es parte de la casta embustera. O lo será cuando sea mayor, como el hombre de la máscara de DarthVader. Éste que no es el villano de una saga galáctica, sino más bien una encarnación más de Mefistófeles, endemoniado por su pasión por el poder y el oro. Oro negro, como los oscuros papeles caribeños.

 

Nada más triste ni más patético que decir que se es “un periodista de éxito” y “de izquierdas”, cuando se ha entrado en “contradicciones” tales como firmar ERES de colegas de profesión y señalar a otros como miserables y mendaces.

 

Se puede ser muchas cosas en esta profesión, menos ser un cínico, decía Kapuscinsky.

Comentarios (2)