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Irritantes ayudas y subvenciones

Antonio Salazar

 

En Alemania han decidido cortar por lo sano y cancelar los programas de ayuda a la compra de coche eléctrico después de haber gastado -es deliberado el uso de este término- 10.000 millones de euros en subvencionar hasta un total de 2,1 millones de vehículos. Alegando razones de ajuste presupuestario, como país avanzado que es no tienen permitido desequilibrios persistentes, han anticipado la finalización del programa unos tres años. Lo cierto es que aunque se aduzcan estos motivos, las matriculaciones se empezaban a resentir y se mantienen algunas otras a vehículos térmicos que se fabrican en el país. Lo que ocurrió entonces no debe sorprender; una vez se retira el dinero público, los fabricantes desatan una brutal guerra de precios que ha conseguido que los que allí se venden sean más baratos que en España, donde se mantienen las ayudas. Incluso Tesla ha decidido abaratar (mucho) sus vehículos pero además financiarlos al 0% de interés con tal de mantener su cuota de mercado. Debería ser una enseñanza de la que tomar nota pero no ocurrirá porque en nuestro país es complicado revertir una política pública así sea ruinosa o lesiva para la mayoría. Y esta es una de esas políticas.

 

En España, para vehículos que no superen los 40.000 euros existe una subvención de hasta 7.000 euros aunque, eso sí, ármese de valor y paciencia para poder cobrarla como de hecho ocurre con aquellos incautos que se han lanzando a electrificar sus techos con placas fotovoltaicas contando con la promesa de ayuda pública, que de momento ni está ni se le espera. Debe ser cosa de falta de personal, que ya se sabe que los casi 3,5 millones de empleados públicos que hay en España no dan abasto.

 

Pero el tema de coche eléctrico es particularmente irritante. Porque no solo se lanzan a por programas cuya eficacia está por ver, es que al tiempo empiezan a restringir el acceso a los centros de las ciudades a todos aquellos que no tengan un vehículo de última generación. ¿A quién creen que dañan? En Canarias, el ticket medio de compra es un coche nuevo apenas alcanza los 14.000 euros, franja en la que no hay eléctricos. Así que las familias menos pudientes serán las comprometidas mientras que muchos que sí podrían pagarse de su bolsillo el capricho de un coche no contaminante -dicen- perciben una generosa subvención que financiamos todos. Un dislate que no debería consentirse y que ocurre cuando un montón de políticos y burócratas creen que sus generosos salarios -que entienden caen del cielo- son la norma y no la excepción, que es lo que ocurre. En España ya supone el pago de nóminas públicas el 11% del PIB, una cifra que supera incluso lo que nos cuestan las pensiones.

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