Investigaciones y comisiones
Francisco Pomares
Como era de esperar, las acusaciones de corrupción sepultaron ayer bajo una enorme catarata de ruido el ‘modo canario’ de hacer política. Tanto el presidente del Grupo Popular, Juan Manuel García Casañas, como el portavoz nacionalista, el incombustible José Miguel Barragán, insistieron en recordar que las cosas debieron hacerse de otra manera: García Casañas se quejó de la “opacidad” y “falta de rigor” del Gobierno Floral, durante “los momentos más duros de la pandemia”. Eso era una metáfora mal traída, porque las compras y adjudicaciones cuestionadas se produjeron durante 2020 y 2021, con los momentos más duros ya afortunadamente superados. Lo que García Casañas quiso resaltar es que el Gobierno de Torres defraudó a los canarios en un momento en el que tendrá que haber demostrado un comportamiento ejemplar. El popular cometió el gazapo de no dejar fuera de su crítica a los gomeros de Curbelo, lo que provocó una intervención bastante contundente de Curbelo, a cuenta de la política del “y tú más”, que según el ex psocialista contamina hoy la política. Curbelo escapó como pudo de las críticas por no haber apoyado la creación de la comisión de investigación del ‘caso Mascarillas’, que los cuatro de la banda de las flores se quitaron de encima sin dar muchas explicaciones. Es verdad que entonces tenían la mayoría para hacerlo, y además Koldo no se había convertido en el absceso purulento del sanchismo. Cuando se echaron en falta los primeros cuatro kilos que se esfumaron con la compra a RR7, ni los más agresivos de la oposición de entonces pensaron que detrás del incidente pudiera haber un asunto singularmente turbio. Hoy lo piensa todo el mundo, incluso el bueno de Barragán, que sacó ayer la faca de cortar congojos y troceó con ella el argumentario de Franquis, acusando al portavoz socialista de “faltar a la verdad”, que es el eufemismo que usan los políticos cuando quieren decir que otro político miente. Barragán, de natural bajito y circunspecto, y más dado a morder la colilla de su puro que la yugular de sus adversarios, fue agresivo con Franquis. Dejó a un lado las recomendaciones de Clavijo sobre el ‘modo canario’ de hacer política para censurar al socialista su justificación al papel del anterior Ejecutivo en la trama. Dijo Barragán que Franquis pretendió limpiar la actuación del Gobierno de Torres con una explicación nada creíble: “como sigan en ese camino seguirán restando credibilidad a su relato”. Y luego, en un arranque bastante teatral, apuntó que hasta la intervención de Franquis, el creía posible que el Gobierno de Torres hubiera sido engañado por los tahúres, pero que después de escuchar a Franquis ya no creía tal cosa. “Ahora creo más firmemente en la necesidad de poner en marcha la comisión de investigación”, sentenció.
Y es que de eso iba: de preparar la inminente creación de una comisión de investigación que va a salir por goleada, porque esta vez, chiripiptiflaútico el último. Canarias contará con una comisión de investigación apoyada por los mismos –los cuatro de las flores– que hace no tanto se opusieron radicalmente a crearla. No es que al PSOE le entusiasme que se cree la comisión para investigar las compras –eso supone mantener a Koldo y sus andanzas en el ojo público, en tiempo de descuento-, pero si la comisión va a salir de todas formas… ¿por qué quedar mal de entrada votando en contra? Eso es lo que han decidido hacer también en el Senado, apoyando la Comisión de Investigación propuesta por el PP, aunque se quejen de que se limite a investigar al PSOE y no todos los casos de corrupción, como la que se va a crear en el Congreso, y que –de buen seguro- descubrirá para asombro de nadie que en todas partes cuecen habas, y en la casa de la señora Ayuso más que en ninguna.
Las comisiones de investigación, por lo menos en un país con una clase política tan poco seria como es el nuestro- en realidad sólo sirven para demostrar que las mayorías ven lo que quieren ver. La comisión del Congreso –controlada por el PSOE y Sumar, señalará sin duda un montón de casos o sospechas que cuestionen el PP (seguro que descubren que Koldo fue de joven seguidor de Fraga o algo así) y exculpen al PSOE. La del Senado, controlada por el PP, descubrirá que detrás de cada ministro y de cada presidente regional había un clon del hombre que guardó los avales de Sánchez, haciendo su agosto y cobrando comisiones hasta por respirar. La comisión parlamentaria canaria –ahora que Barragán ha decidido que el ‘modo canario’ no sirve necesariamente para todo, escarbará todo lo que pueda. Tendremos titulares para rato. Pero la verdad, lo que es la verdad, tendrá que esperar hasta que del asunto se ocupen los jueces, si es que lo hacen. Si algún día llegamos a conocer la verdad, será sólo una verdad judicial. Es más que nada, sin duda.