El último en salir…
Francisco Pomares
Diego Corbalán es un dibujante murciano que ha vivido algunos años en las islas y que hace dos años se convirtió en Premio Nacional del Cómic, por un extraordinario tebeo en el que relata con aderezos de ficción las andanzas de aquél personaje que conocimos como ‘el pequeño Nicolás’, y de otros cortesanos ilustres de la villa capital. Diego Corbalán -más conocido con el alias de Magius, que es el que usa para firmar todos sus trabajos- es un firme defensor de la independencia de Murcia, causa a la que ha dedicado varios descacharrantes comics de su puño y coleto. En sus visitas a provincias, Magius realiza interesantes performances en las que explica con toda seriedad a un público embobado por sus argumentos las razones de su militancia en la independencia murciana. Nunca he logrado saber si habla en broma o en serio, porque todo lo que dice es tan disparatado y absurdo que podría ir absolutamente en serio. Como estamos en un país libre, yo soy libre de pensar que Magius nos toma el pelo a todos los que asistimos a sus conferencias, en las que lo menos lisérgico que hace es vestirse con los atributos del independentismo belicoso.
Ayer leí que Coalición Canaria ha decidido resucitar el viejo sueño de Lorenzo Olarte de que Canarias se convierta en un Estado Libre Asociado a España (o lo que quede de ella), aprovechando que los nacionalistas vascos proponen exigir a Sánchez que abra el melón de la reinterpretación constitucional. Aquí, cuando los del PNV piden reinterpretar se refieren a convertir la Constitución en pulpa de tamarindo. La Carta Magna ya ha sido interpretada y reinterpretada hasta la saciedad. Lo que pretenden los indepes no es una revisión constitucional, es usar a la tataranieta de La Pepa para limpiarse el fondillo de los calzones cuando los procés, los planes Urkullu o la insurrección galega los llenes de fecalidades.
Confieso mi pasmo al escuchar al segundo, David Toledo, decir que Coalición se incorpora a las huestes del irredentismo, proponiendo incluso (lo de incluso es cosa de ellos) el Estado Libre Asociado, como nuevo formato de soberanía. Y lo primero que se me ocurre es qué pensará Oramas (y quienes la han votado) de este sorprendente giro de los acontecimientos. ¿El modelo portorriqueño? ¿Atlantic Side Story? ¿El centrifugado ha llegado a Canarias?
Me resisto a creer que la estupidez sea tan contagiosa. Sospecho que alguien está haciéndonos luz de gas. Porque detrás de la propuesta coalicionera hay demasiada mecha para un petardo mojado: Coalición plantea estar de acuerdo con Urkullu, pero sólo si su propuesta se aplica también a Canarias. Con esa declaración, a la que mañana pueden sumarse Navarra o Cantabria y pasado Cartagena, que ya la montó bonita en el XIX, detrás de esa declaración, digo… lo que hay es una suerte de llamada a la contención general.
Dos consideraciones: Una.- Existe cierto consenso –que yo comparto- al considerar que el título octavo de la Constitución es un popurrí bastante desafinado, que logró sonar de manera inteligible gracias a la sensatez del viejo Tarradellas y a la Ley orgánica de armonización del proceso autonómico. Romper las reglas del juego, y solo para que Sánchez siga en el machito, no es algo que el resto del poder autonómico pueda tolerar. El caso de Canarias, la cuarta o quinta de las Autonomías con motivos, es extraño: aquí gobiernan al alimón los nacionalistas y el PP. Si lo del Estado Asociado fuera una propuesta seria, el Gobierno regional duraría apenas docena y media de telediarios. Dos.- el nacionalismo canario que nos ha gobernado más de un cuarto de siglo, no es ni de salir de España, ni de sacar a España de aquí. Es de exigir a España que ponga los recursos necesarios para garantizar que la lejanía, la fragmentación territorial y el subdesarrollo no nos mantengan en la cola de todo. Eso cuesta probablemente más de los seis mil millones que el Estado nos transfiere cada año. Pedir más es nuestra principal industria.
A Feijóo –socio coalicionero en las islas- se le hizo firmar una agenda canaria que traducida al cristiano significa básicamente que llegue más pasta. Por eso –y por cuestiones de coherencia y decoro- se le va a apoyar en su investidura imposible. Cuando esta primera investidura fracase y toque la siguiente, Coalición venderá la piel del oso de nuevo: y eso es lo que están haciendo, adelantarse y decirle a Sánchez que con el voto de Valido no es necesario rendir pleitesía al prófugo de Waterloo en su propia guarida, que feo, para que vote a favor.
Alguien me dijo que a Clavijo le gustan los tebeos. Para mí que nos está haciendo mismamente un Magius. O eso, o es que tragó demasiado humo en el incendio. O en algún otro sitio.