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El pozo sin fondos

Francisco Pomares

 

Los gobiernos tienden cada vez más a vivir en un mundo de magia y fantasía. El de Canarias –un Gobierno nuevo- anunció el viernes que su presupuesto crecerá alrededor de un tres por ciento –unos 300 millones de euros, quizá un poco menos- el próximo año 2024. No puede decirse que sea un presupuesto extraordinariamente expansivo, probablemente el aumento se lo coma la inflación y la necesidad de actualizar los salarios de los miles de empleados públicos. Pero lo que resulta chocante no es que el presupuesto aumente moderadamente –entre un cuarto y un tercio de lo que aumentó el año anterior-, sino el doble compromiso del presidente Clavijo con los agentes económicos: a los empresarios les ha prometido que habrá rebaja fiscal –aunque sigue sin concretarla- y a los sindicatos que la rebaja no afectará a los servicios públicos, léase a la estabilidad laboral y los salarios de los empleados de la Administración.

 

El anuncio de Clavijo es quizá un poco prematuro: se hace en base a la estimación de que la financiación del Estado a Canarias no bajará y en ausencia del famoso techo de gasto que el Ministerio de Hacienda debe fijar para 2024. El próximo año vuelven las reglas de contención fiscal europeas, después de unos años de vacaciones pandémicas. Es por eso probable que las previsiones presupuestarias de Clavijo acaben siendo un brindis al sol: su casi segura revisión depende de factores que no es posible conocer hoy, en un escenario de absoluta incertidumbre, con un gobierno en funciones, sin techo de gasto, sin presupuestos del Estado y con las entregas a cuenta de la financiación –que suponen la friolera de tres de cada cuatro euros del presupuesto canario- aún sin decidir. Para más inri, la situación económica no es precisamente prometedora: Europa comienza a sufrir de manera cada vez más intensa las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania, y enfría sus principales economías, colocando a algunas en riesgo de recesión, y a otras –Alemania, motor de Europa- con crecimientos muy débiles. En Canarias –después de dos años con números extraordinarios- se perciben los primeros indicios de desgaste del turismo. Es algo que tiene probablemente que ver con la inestabilidad general, pero quizá también con los cambios que se han producido en el sector en los últimos años, especialmente con la masiva expansión de la vivienda vacacional y el B&B.  

 

Por suerte, nos queda el maná europeo, ese diluvio milmillonario que nos cae del cielo y que las administraciones (y las consultorías) han estado sobajeando los últimos años. Pero lo cierto es que esta región no es muy eficiente gastándose el dinero que le suelta Europa. Según estimaciones de la Hacienda estatal, publicadas a mediados del pasado año, de los fondos prepandemia, el Fondo de Desarrollo Regional y Fondo Social correspondientes al periodo 2014-2020, Canarias dejó de gastar una quinta y una cuarta parte, respectivamente. El Gobierno de Torres consideró esa ejecución como ágil, y recordó que hasta finales de 2023 podía seguir comprometiendo el uso de ese dinero sin perderlo.

 

La cosa es que ya estamos en el último cuatrimestre de 2023, y se han conocido los datos de ejecución aportados por Finnova, una fundación europea independiente. Si se comparan sus datos con los del ministerio, no encajan: del Feder, Canarias habría ejecutado el 64 por ciento de lo asignado (no el 81 por ciento), del Fondo Social el 29 por ciento, (no el 75 por ciento) y del Fondo de Desarrollo Agrario un 58 por ciento. Finnova maneja las cuentas publicadas por la Comisión Europea, que sitúan a España como el país con el porcentaje más bajo de ejecución de los fondos de Europa. Y Canarias no es de las administraciones que mejor gestionan en España los fondos. Lo realmente preocupante es que la cosa se complica, especialmente para los gobiernos regionales. Porque ya toca gestionar también los fondos estructurales correspondientes al nuevo período (2021-2026), a los que hay que sumar los proyectos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, la pasta de la pandemia. Es muchísimo dinero, y son muchísimos papeles que controlar, un trabajo enorme.

 

Dresde la incorporación de Canarias a la UE, los fondos europeos han supuesto un chute importantísimo de recursos para las islas. Gracias a ellos, la administración canaria cuenta con recursos extraordinarios para hacer frente a problemas estructurales. Han sido fundamentales para empujar el desarrollo de las islas, especialmente para el sector agrario, que probablemente estaría en la indigencia absoluta si no existieran.

 

No sé cómo afrontará el Gobierno de Clavijo las inclemencias e inseguridades del tiempo que viene, un tiempo difícil y complicado. Pero el dinero de los fondos está ahí y es seguro. No debe perderse ni un euro.     

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