El motín tuitero
Francisco Pomares
Empezó Teo, que es el que más parece haber pagado por la última operación estratégica de Román, la ocurrencia de la cabeza mejor amueblada de la política canaria: después de haberse presentado en las elecciones en las listas del PSOE, o de la mano de Coalición, o con el Centro Canario -el partido de Las Teresitas-, o con el mafioso Dimas Martin y con quien hiciera falta, en estas Europeas optó por una alianza con Sumar, un partido que cada vez que se somete a una cita con las urnas demuestra más claramente que no vino para quedarse. Clarividencia pura y dura, la apuesta.
Para Teo Sosa, pasar de ser el más votado de los alcaldes españoles a conseguir menos de 400 votos en su propio municipio no debe haber sido plato de gusto. Aunque hay quien dice que tampoco se esforzó mucho por conseguir más votos, que no estaba por la labor de apoyar la opción de Sumar. Quizá por eso se dejó caer el lunes con un tuit aplaudiendo la decisión de Yolanda de coger viento, y pidiendo de aquella manera que Román y su cuerda jurásica asuman también responsabilidades por el destrozo. Es verdad que no citó Teo al prócer por su nombre de pila, pero a veces las cosas resultan tan obvias que no se precisa hacer mucho para dejar a alguien pringado hasta las cejas.
En auxilio de D’Artagnam Teo, salieron en tropel los otros seis mosqueteros municipales de los partidetes locales que suelen ir con Nueva Canarias. Se pronunciaron como un solo hombre por la renovación de los liderazgos en el partido, un partido al que no sería exacto decir que pertenecen. Lo hicieron también en la red X, y en el mismo tono o incluso más duramente que Teo. Se fueron retroalimentando el uno al otro. Solo se mantuvo al margen el alcalde de Santa Lucía, que es el único de Nueva Canarias de verdad. Y no porque no esté con los amotinados (probablemente lo está), sino porque el poder en su municipio no depende solo de él. Está más equilibrado, y Román cuenta con apoyos suficientes para crearle algún problema.
Es cierto que tampoco ninguno de los díscolos deslizó el nombre del exvicetodo en sus tuits, pero no hacía tampoco mucha falta: todo olía a montaje perfectamente orquestado, a munícipes canariones liándola parda para precipitar el inevitable matrimonio pendiente con la mujer maravilla, Onalia Bueno.
Porque de eso se trata: teatro y apariencia, el enfado de los alcaldes no tiene que ver con los resultados de Sumar, el segundo partido de la izquierda que Sánchez liquida a mayor gloria de sí mismo. Está más relacionado con la operación política que Onalia y Teo llevan preparando en comandita desde hace ya meses. Que persigue la reunificación pendiente del nacionalismo local, pero también más cosas. Es obvio que la unidad nacionalista es imposible con Román de presidente de Nueva Canarias. No está por la labor: antes muerto que ceder ante Clavijo. Es Román -y la reducida tropilla de leales que le acompaña- el principal obstáculo para ese reencuentro.
Por eso los munícipes están decididos a romper: o Román cede y se marcha, o se marchan ellos y dejan a Nueva Canarias sin votos. Han llegado ya a la conclusión de que es conveniente crear un nuevo partido que integre las huestes de los municipios del suroeste y el norte grancanario, al margen de la disciplina actual de Nueva Canarias, y que se federe con Coalición. Esa operación, cantada hace ya un par de meses, y especialmente destinada a conseguir ampliar la presencia nacionalista en la ciudad de Las Palmas, se está precipitando. Supondrá un acuerdo de los alcaldes, más la candidatura al Cabildo para Teo y el reparto del liderazgo entre Onalia y él mismo.
Eso es lo que ha movido el motín tuitero de los ediles. Eso y el cansancio ante un mandato inamovible desde hace casi 20 años, cuando quien había sido presidente del Gobierno regional por Coalición Canaria gracias a un acuerdo con el PP, decidió romper con Coalición y segregar Nueva Canarias. Un partido que nación con vocación centrista, y ha ido evolucionando hasta posicionarse en las Europeas a la izquierda del PSOE. Desde la creación de Nueva Canarias, el nacionalismo canario comenzó a languidecer y perdió peso local y -sobre todo- nacional.
La operación de Teo y Onalia prevé el retorno a la casa común, pero con tiento: tras el apartamiento de Román, conduce hasta un acuerdo final con Coalición Canaria, pero que en principio solo se dará en las elecciones regionales y generales. Porque Gran Canaria no puede hacer política regional y nacional sin contar con las otras islas. Pero Coalición tampoco puede hacer política en y por Canarias sin contar con Gran Canaria.