El enfado de Elsa López
Francisco Pomares
La decisión de Carlos Sosa, propietario y director de Canarias Ahora, de retirar un artículo de opinión de Elsa López, ha provocado un enorme revuelo. No es la primera vez que a alguien se le retira un artículo de un periódico por no coincidir con la línea editorial. Llevo cerca de 15.000 artículos publicados en todos los periódicos de las islas (sí, he pasado por todos los que aún sobreviven, y por algunos que ya no) y en media docena de ocasiones me han retirado un artículo. Quienes nos ganamos a vida en este oficio somos muy conscientes de que a veces lo que escribes puede situarse muy lejos de lo que se espera de ti. Para un periodista profesional, alguien que se gana la vida escribiendo todos los días, la primera obligación es lograr que lo que escribes encaje en la línea editorial del periódico, o al menos ser capaz de situarlo muy cerca de los límites de esa línea a veces difusa, de tal forma que –por el tono o la forma- lo que uno ha escrito pase desapercibido y eluda el control editorial. Los periodistas de mi generación somos especialistas en colar de vez en cuando un gol, y exponernos a la bronca posterior. Hubo un tiempo en que incluso lo teníamos a mucha honra.
En los medios de comunicación de provincias, pegados a la noticia cotidiana y pequeña, ajenos a las guerras mediáticas y a la servidumbre política de los grandes medios, las líneas editoriales suelen ser más abidertas, tienen más que ver con ideas que hoy calificaríamos como ‘transversales’, y que son más bien ‘territoriales’. Pongo un ejemplo cercano: el diario ‘La Provincia’ de Las Palmas, que surgió para defender la división provincial de Canarias, y se implicó a lo largo de su historia en causas vinculadas a la defensa del interés grancanario: la prevalencia del puerto de La Luz y Las Palmas sobre el de Santa Cruz de Tenerife, el puertofranquismo, la vigilancia en la distribución de inversiones, el apoyo a candidatos y cargos públicos de la isla, la creación de la Universidad grancanaria… Éste periódico, ‘El Día’ –perteneciente hoy al mismo grupo empresarial- mantuvo siempre una posición enfrentada a las que mantenía ‘La Provincia’. O quizá a la viceversa.
Las causas territoriales se pueden defender desde distintas ópticas, e incluso se pueden cuestionar académica o filosóficamente. Los periódicos de provincias tienden a ser por ello más adaptables en su línea editorial que los periódicos de ámbito nacional, cada día más ungidos al yunque de la defensa a ultranza de posiciones partidarias o de bloque político. La polarización extrema de estos últimos años, la crisis del papel (y otras crisis que han afectado a los medios escritos) y la consiguiente dependencia del dinero del poder, han llevado a muchos medios a ser más papistas que el papa, a actuar ya no como portavoces de determinadas ideas o partidos, sino a implicarse en la brega partidaria como agentes militantes y muy activos.
Lo que ha hecho Carlos Sosa, alegando cuestiones de estilo, ha sido retirar un artículo de una escritora enfadada, porque cuestiona directamente la línea editorial de su periódico, entregado claramente a la banda de la izquierda. Yo no me rasgo las vestiduras por ello, aunque entiendo que Elsa López se sienta maltratada: su estatus como opinadora no es el mío: ella envía sus colaboraciones gratuitamente, tiene un prestigio literario del que yo carezco, y su voz no forma parte del farfullo cotidiano de los medios. Es una voz independiente, la de una mujer de izquierdas enfadada porque en su opinión –también en la mía- se ha confundido un circo de intención provocadora, con una proclama en defensa de la mujer. Vivimos en tiempos confusos, en los que reivindicar ser una zorra (o una Barbie) puede hacerse pasar por un empoderante canto de libertad. Es verdad que el artículo de la gran Elsa contiene palabras malsonantes. ¿Y? También abundan en el show zorril del dúo Nebulossa. En estos tiempos, un par de insultos genéricos, o considerar que una canción sea –literalmente- una bazofia o una mierda, no debería resultar motivo de escándalo.
Creo que Sosa se equivoca justificando su decisión en las supuestas ofensas contenidas en el artículo. Porque ha mentido: no es por esas palabras malsonantes por lo que el texto se retira. Se retira y censura porque en él una escritora de izquierdas cuestiona los argumentos de la izquierda –también los del presidente Sánchez y su alusión a la fachosfera partidaria de enviar el Cara al Sol a Eurovisión, que manía ésta de restregarnos la Guerra Civil y la dictadura a todas horas… Personalmente, empatizo muchísimo más con la poderosa indignación literaria de Elsa por ‘Zorra’ que con la bochornosa letra que provoca su enfado. Puestos a empoderar lo que se tercie, yo estoy por el derecho a la verdad: hay centenares de artículos de Carlos Sosa despellejando a quien se le pone a tiro, mucho más insultantes (y tóxicamente destructivos) que decir que el público que votó ‘Zorra’ es imbécil o la canción y su coreografía una mierda.