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¿Cuánto se debe?

Francisco Pomares

 

Coalición Canaria suspendió este sábado pasado la reunión prevista de su ejecutiva, porque no estaba claro qué se trataba de decidir. La estrategia de Sánchez de ir cerrando como en un paseo militar los acuerdos parciales con cada uno de los partidos, chocó frontalmente en Bruselas con la negativa de Junts a cumplir con el itinerario previsto por Moncloa. Puigdemont ha decidido hacerse de rogar y ha bloqueado las negociaciones siguientes. Entre ellas, la del PNV, decidida a no cerrar hasta que Junts lo haga, y la de Coalición Canaria que no se pronunciará sin tener previamente la certeza de que Sánchez ha logrado la mayoría que necesita. Los tres partidos de centroderecha que podrían sostener el pacto se lo piensan. Junts porque disfruta su minuto de gloria, y Puigdemont va a retorcer todo lo que pueda la situación antes de dar el sí. Y el PNV y Coalición porque no se van a arriesgar en una operación que podría no salir.

 

Para Coalición, apoyar la investidura de Sánchez antes de que sea un hecho supone arriesgarse a un extraordinario castigo: miles de votantes de Coalición no quieren que su partido respalde la continuidad de Sánchez. Si Coalición lo hace y Sánchez no sale, se convocarán nuevas elecciones, y la catástrofe electoral coalicionera sería enorme. En Coalición se confía, sin embargo, en la memoria de pez de los ciudadanos: si Sánchez consigue gobernar más allá de uno o dos años, podrían vender su apoyo como uno más de los mercadeos a los que nos ha acostumbrado la política canaria: “total, ya tenía los votos para ser presidente… sólo por el sí de Cristina íbamos a conseguir poner en valor la agenda canaria, desatascar cientos de millones que nos deben y sumarnos al reparto de la condonación de deuda. Y luego ya veremos qué pasa. La gente se olvida…”

 

Sí, la gente tiende a olvidarse, pero la radicalización se extiende por el país, infectando las instituciones y condicionándolo todo. Nada se va a olvidar de un día para otro. Por eso, el juego de Coalición es elevar el tono reivindicativo contra el Gobierno, mientras espera que Junts se decida. Si Puigdemont da el paso final –sería una sorpresa que no lo hiciera, pero el president es completamente imprevisible- si Junts apoya a Sánchez, el PNV y Coalición harán lo mismo.

 

Hasta entonces, Coalición forcejea con las palabras y las intenciones, y presiona al Gobierno para que cumpla con Canarias. Fernando Clavijo cerró el pasado miércoles con la ministra Montero, el traspaso de los recursos congelados de los presupuestos en vigor. Es una vergüenza que haya que mendigar que Sánchez cumpla su propio presupuesto, pero es lo que hay, lo que toca ahora: desde el Gobierno de Canarias se está a la expectativa de que los dineros lleguen antes de la investidura, porque después de tantos engaños y trapisondas, nadie se fía. Clavijo ha subido también el tono, a cuenta de la condonación de la deuda catalana, un veinte por ciento de quita aplicada a la administración más manirrota de España, con perdón. Cataluña ha recibido financiación extraordinaria del Fondo de Liquidez, creado en su momento para solucionarle el problema a una Generalitat económicamente asfixiada, incapaz de pagar a sus sanitarios. El Estado se hizo cargo del enorme agujero fiscal catalán, y ahora perdona los dineros prestados para tapar el agujero. Las regiones que hicieron el esfuerzo de intentar contener el gasto durante la época más dura de la crisis –y Canarias fue una de ellas- miran con absoluto recelo la quita catalana, y no aceptan que el 20 por ciento sea una quita razonable para quienes controlaron el gasto, en vez de gastar a manos llenas.

 

Clavijo ha calificado de burla injusta a Canarias el acuerdo entre el PSOE y Esquerra que perdona a Cataluña 15.000 millones de euros. La cifra que suena como aceptable para las islas es una condonación del 20 por ciento, sí, pero del total de la deuda viva canaria con el Fondo de Liquidez y con los bancos. Eso supone 1.278 millones, poco menos de lo que Canarias debe al Estado de forma directa a través del Fondo. Por pedir que no quede, pero a pesar de la calculada indefinición de las ministras económicas, de sus frases tranquilizadoras para el resto de las regiones, es poco creíble que Hacienda trague con eso.

 

Sorprendentemente, ayer se cerró el acuerdo –también previsto- con la izquierda nacionalista gallega, y su único diputado, Néstor Rego, sin haber firmado una quita o un porcentaje concreto, dijo que el PSOE se había comprometido a ser equitativo con las quitas de deuda, al margen del Fondo. Una de tres: o ese señor es muy confiado, o está en la propaganda, o el sanchismo ha enloquecido por completo.

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