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Asesorar a los asesores

Francisco Pomares

 

El Gobierno ha colado por la puerta falsa el salario vitalicio a sus ex presidentes. Evidentemente, no ha protestado de momento ninguno de los partidos parlamentarios. Los partidos que apoyan al Gobierno porque no suelen quejarse nunca de las decisiones del Gobierno, y los partidos parlamentarios de la oposición, porque se da la casualidad de que sus dos líderes actuales –Ángel Víctor Torres y Román Rodríguez- además de algún líder del pasado –Jerónimo Saavedra- van a poder cobrar 71.000 euros al año más dietas por asistencia –más o menos lo mismo que un consejero- a partir de la aprobación de los presupuestos. Canarias se suma con esta propuesta del Gobierno, francamente impopular, a las regiones que ya han adoptado fórmulas parecidas.

 

Para poder pagarle un sueldo a sus ex mandamases, la fórmula de Canarias es más imaginativa que las elegidas por los gobiernos de otros territorios: se trata de crear, en el seno del Consejo Económico y Social, un organismo asesor del propio Consejo, integrado por empresarios, sindicalistas y economistas, y cuya función principal es –precisamente- asesorar a los presidentes en materia económica y social. No sé quien se ha sacado de la manga la brillante idea de convertir a los ex presidentes en asesores de los asesores para poder justificarles un salario vitalicio. Pero atrevida sí que es la propuesta. Y difícil de digerir.

 

En las cocinas de los restaurantes de cierto postín de México -como en todas las del mundo- manda el chef, al que ayudan un grupo de cocineros. Estos tienen a su vez sus propios servidores, los pinches de cocina, que se encargan de recoger las perolas y limpiar. La diferencia de organización en las cocinas de los restaurantes mexicanos y las de otros lugares, es que los pinches también tienen derecho a ayudantes, que son los que barren, tiran la basura y otras tareas similares. Se les conoce por el nombre de achiclincles, y su rol como ayudantes de los ayudantes de los ayudantes está perfectamente reconocido y asumido, no sólo por la costumbre, también por la legislación laboral. Es de esperar que nuestros pinches presidenciales cuya función a partir de ahora será asesorar a los miembros el consejo que asesora al presidente que más tarde se convertirá en pinche que asesorará a los que asesoran a los presidentes, no acaben pidiendo también achiclincles personales con cargo al presupuesto público. Que puede ocurrir en cuanto a la gente se le pase el cabreo por esta maniobra presupuestaria. No es que pille de sorpresa a nadie: los últimos tres gobiernos –el de Paulino, el de Clavijo y el de Torres- intentaron implementarla, aunque al final se arrepintieron. La última vez, con Torres, se estudió el asunto, y llegó a plantearse, con la misma o muy parecida fórmula que se ha propuesto ahora, pero no llego a aprobarse que fuera vitalicia, porque se opuso Podemos, que carecía de ex presidente que pudiera beneficiarse.  

 

En fin, que a partir del próximo año, siete ex presidentes podrán apuntarse como asesores de los asesores de Clavijo, y cobrar 71.000 euros más dietas de asistencia por hacerlo. Se da la particularidad de que todos ellos podrían estar cobrando ya una paga de jubilación, porque todos tienen edad de estar jubilados. Pero parce que con la jubilación no basta. En la explicación ofrecida para justificar la medida, se ha dicho que de lo que se trata es de que “tengan garantizados unos ingresos futuros, o más bien la posibilidad de unos ingresos futuros” a cambio de esa labor de asesoramiento, y “que ninguno se vea en dificultades para llegar a fin de mes, tras haber entregado parte de sus años de actividad laboral al servicio público”. Es decir, que no se enfrenten a la misma situación a la que se tienen que enfrentar la inmensa mayoría del resto de los trabajadores que entregan su vida al servicio público.

 

Otra explicación es que esto de las ‘pagas de dignidad’ (curioso eufemismo) se aplica en el Congreso y el Senado, y también a los ex presidentes nacionales. Es cierto, pero en las Cortes existe un mecanismo mucho más elaborado y más razonable, que se aplica a quienes están en una situación realmente delicada, y que consiste en complementar sus ingresos –sólo si se demuestra la necesidad- hasta el momento de la jubilación. En cuanto a los presidentes del Gobierno, la regulación de incompatibilidades del Consejo de Estado es muy  rigurosa, y no se conoce el caso de ningún ex presidente español que viva de su sueldo como miembro del Consejo de Estado, al que pasan a formar parte con carácter inmediato, cuando abandonan la Presidencia, pero no como asesores de los Consejeros de Estado, sino como miembros de pleno derecho, y con carácter vitalicio, siendo incompatibles para cualquier otra actividad retribuida, e interrumpiéndose los pagos cuando se jubilan. Creo que lo han vendido algo mejor que aquí.

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