Artículo suntuario
Por Álex Solar
Sabemos que cada vez se lee menos, que el 35 % de los españoles no lee nunca y que en su mayoría quienes lo hacen son mujeres. En 2012 el índice de lectura era del 63%, diez puntos menos que la media europea. Finlandia es el campeón, con 47 libros al año. Parece ser que las condiciones climáticas adversas favorecen este hábito que precisa recogimiento o reposo bajo techo y que nuestro sol fomenta la molicie intelectual.
España tiene una oferta anual estimada en unos ochenta mil títulos, en total unos 280 millones de ejemplares, de los cuales se venden unos 170 millones. Los distribuidores devuelven una media de un 20% y se quedan más o menos con un tercio de las ganancias totales, que van de menor a mayor en el caso de los autores (10%), los agentes y los libreros (30 a 35%). El precio medio de un ejemplar ronda los 15 euros.
Se especula, tras estas cifras que nos da el barómetro del CIS, de qué dependen estos deplorables resultados. No tiene mucho sentido que los chicos empiecen a leer por obligación de sus maestros y ese podría ser el primer error. Por muchos controles que se intenten, siempre podrán solucionarlo con sinopsis tipo El Rincón del Vago o con la ayuda de amistades y hasta de los padres. En fin, poco se puede hacer si además no abundan los profesores con verdadero amor por la literatura, que sepan enseñar sin aburrir ni abrumar con teorías. Uno de ellos era mi padre, que sabía contagiar a sus alumnos el amor por las letras. Hay que decir también que en Chile hasta la gente más humilde siente un gran amor y respeto por los libros. No hay una casa, por pobre que sea, que no tenga su pequeña biblioteca. Los Premios nobeles Neruda y Gabriela Mistral, hijos de obreros, habían leído a los mejores poetas franceses en su juventud.
A veces me ha tocado entrar en librerías supuestamente especializadas y tener que repetir y hasta deletrear los nombres de autores reconocidos y sus obras para que los encuentren en la base de datos. Pero lo más desolador es que en la Biblioteca Municipal de esta ciudad donde resido actualmente y que es nada menos que la sede de una gran universidad ,no solo no hay una buena selección de títulos ni autores sino que están en antojadizas clasificaciones que dificultan su localización.Por ejemplo, 2066, la gran novela del chileno Roberto Bolaño, autor de fama mundial, está en la sección de “Intriga” como si fuera una novelita de serie negra. Aunque a juzgar por el estado de conservación del ejemplar más que negra podría ser marrón.
Tampoco acuden muchos españoles a las bibliotecas (70%) ni leen los periódicos (30%)ni hay interés por las artes escénicas o plásticas (60 a 70% de los encuestados por el CIS). No es de extrañarsesi la cultura es un artículo suntuario gravado con impuestos de lujo.