¿Situación controlada?
Si algo ha demostrado el “bichito” es que confunde a la comunidad científica cada vez que cree tenerlo controlado. El virus que produce la enfermedad del Covid 19, a veces con resultados letales, ha demostrado que es muy listo. Es lógico que ya nadie, ni los virólogos más reputados, se atreva a aventurar muchas cosas sobre el futuro, tras tantos futuribles fallidos. De ahí que la incertidumbre económica sea cada vez mayor. Cuando todos creíamos que con el 90% de la población en España mayor de 12 años vacunada, podíamos pasar unas Navidades seguras y tranquilas ha pasado lo contrario. Resulta que estamos en los peores datos de contagios desde que surgió la pandemia a finales de febrero de 2020. Ahora nos aseguran que nunca dijeron que la vacunación iba a evitar los contagios. Tampoco es verdad. Sólo hay que repasar las hemerotecas de hace un año para ver afirmaciones de la comunidad científica española refutando y convenciendo a la población de que la única solución para limitar y reducir los contagios era la vacunación. Encima surge la variante Òmicron que se “salta” los anticuerpos del suero vacunal como si nada. Y mientras nuevas teorías y nuevas afirmaciones de la comunidad científica donde cada uno dice una cosa parecida pero no igual, que incitan a pensar que de nuevo están teorizando más que asegurando algo que saben que va a ocurrir. Lo único cierto, y no es poco, es que de momento la vacuna ha servido para reducir la dramática cifra de fallecidos de las olas anteriores cuando estábamos sin vacunar. Tampoco pasa nada por dar un toque de humildad a los científicos. También son humanos.
Mascarillas en el exterior
En lo que sí ha habido coincidencia casi total entre la comunidad científica ha sido en certificar el error cometido por el presidente del Gobierno de España, por hacer obligatorio el uso de la mmascarilla cuando no hay ni una sola evidencia científica que avale que el aumento de los contagios en estas semanas haya sido por no llevarla en el exterior. Más bien, la evidencia científica, los datos y el sentido común avalan lo contrario. Sánchez ha adoptado una medida, la de la obligatoriedad de la mascarilla en espacios abiertos, para justificarse. Sabía que algo había que hacer, pero no se atrevió a adoptar ninguna restricción que realmente fuera efectiva porque creía que políticamente iba a perjudicarle. Lo peor no es que haya adoptado una medida acientífica, sino que ha servido para dar bola a los negacionistas y crear una mayor incertidumbre en la obediente población española. Hay que negarse a aceptar todo por mucho que venga del presidente del Gobierno si no hay un aval científico. La mascarilla sólo hay que usarla en el interior de los espacios públicos o privados y en el exterior sólo cuando no se pueden guardar las distancias o el sentido común de cada uno lo entienda conveniente. Y eso ya estaba legislado. El silencio es el sonido más bonito si no se tiene nada que decir. O como decimos por aquí, calladito hubiera estado más bonito.