Reducir municipios, una apuesta
Canarias y Lanzarote miran en estos días hacia Don Benito y Villanueva de La Serena, dos localidades extremeñas ubicadas apenas a cuatro kilómetros de distancia, pero marcadas por localismos y rivalidades históricas que se remontan a la fundación de ambas localidades, han dado un paso adelante y se han fusionado. Las ventajas de esta fusión son múltiples, no solo se convierten en un municipio con una mayor presencia e importancia en la región, sino que logran ventajas económicas, financieras y un importante ahorro en costes de administración. Se ahorran duplicidades y se mejoran los servicios. Es una apuesta importante que se podría realizar en las islas, que cuentan con 88 municipios, algunos de ellos con escasa población.
Unir, en lugar de separar
Este no es un planteamiento novedoso, ya se ha puesto alguna vez sobre la mesa, apelando a las ventajas que conllevaría para los municipios que se aventuraran a hacerlo, sin embargo, el único paso que se ha dado en este sentido ha sido justo en sentido contrario. En el año 2007, el Pleno del Cabildo de El Hierro aprobaba la segregación de El Pinar y nacía un nuevo término municipal en la isla, concretamente el número 88 de Canarias. En términos de eficiencia, la mira estaría puesta en lograr justo lo contrario, unir, en lugar de separar. En el caso de Lanzarote, sería una opción muy positiva y, sobre todo, eficiente ya que se reforzarían los servicios prestados y se lograría economizar de una manera relevante. La única pega que se pone sobre la mesa es sobre la propia plantilla de cada municipio, pero muchas voces señalan que tampoco esto sería un problema, ya que la plantilla se podría estabilizar a través de las jubilaciones. Menos ayuntamientos, pero más eficientes y con plantillas mejor dotadas. Tal vez ha llegado el momento de seguir el ejemplo y apostar por unir, en lugar de separar. Sería un cambio relevante y Lanzarote, y sobre todo, los lanzaroteños, lo agradecerían. Una buena idea pero que nos da que nadie se la va a plantear nunca, una auténtica pena.
