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  Nuevo aeropuerto y el grito del “no”

 

La noticia de que el Cabildo de Lanzarote va a encargar un estudio para ver la viabilidad o no, pros o contras, de un nuevo aeropuerto, ha avivado como era previsibles el discurso del “no” que defiende desde hace años la Fundación César Manrique y siguen, con especial devoción, los llamados partidos de izquierdas. Ya el Psoe se pronunció con un “no”  a un nuevo aeropuerto. Ni siquiera la prudencia de decir que no está mal que se encargue un estudio por mucho que “nosotros” no estemos por hacer un recinto aeroportuario nuevo. Porque lo cierto es que el actual aeropuerto no puede crecer, se ha quedado pequeña su pista de aterrizaje y, ampliarla hacia el mar (unos 800 metros), tendría igual o parecido coste económico que hacer un nuevo aeropuerto. Como es cierto que nuestras instalaciones aeroportuarias están constreñidas entre el mar, las montañas de Güime, la localidad de Playa Honda y la zona este de Puerto del Carmen. Es evidente que, el actual, no es el mejor sitio para un aeropuerto de calado, competitivo, seguro y moderno. Encargar un estudio no significa que se vaya a hacer, aunque siendo conveniente su traslado los partidos políticos crean que es mejor ir para atrás en el adecuado progreso de nuestras infraestructuras. Pero decir que no siquiera al estudio de ver si existe y si conviene otro aeropuerto… ahí se ve el sectarismo y el dogmatismo del discurso reaccionario de esa izquierda que lidera la FCM.

 

 

Idea de Manolo, el del PIL

 

Algunos han calificado la decisión del Cabildo de encargar el estudio de la conveniencia o no de un nuevo aeropuerto en otro lugar de la isla como una ocurrencia de Manuel Cabrera, vicepresidente del Cabildo, y miembro del PIL. Cualquier cosa menos ocurrencia. Manuel Cabrera lleva hablando de ese asunto hace años y tiene derecho a hacerlo. Lo llevaba en su programa y lo ha defendido públicamente. Una cosa es que una vez analizados los distintos vectores, los representantes públicos consideren que no es necesario o crean que, siendo necesario, preferimos el atraso de nuestras instalaciones, y otra distinta es que se politice el asunto en si mismo del planteamiento de hacer el estudio. Este medio de comunicación sabe de antemano que existiendo la FCM nunca se podría construir ese aeropuerto, como se opuso en su día a la carretera de La Geria que hoy alaba todo el mundo, propios y extraños. Pero nos negamos a que el pensamiento único imperante en esta isla imponga dictatorialmente una decisión que debe ser de los representantes públicos que se presentan a las elecciones. Nosotros decimos sí a estudio y cuando lo conozcamos daremos nuestra opinión, tan válida como la de cualquier otro grupo, colectivo o agentes sociales. Por cierto, que lo que sí sería un acierto es que esa zona aeroportuaria, de dos millones de metros cuadrados, quedara para uso público, que albergara desde un gran parque hasta diversas y distintas áreas de ocios, hospitalarias y deportivas. Sería el gran centro de atracción, en un lugar en el que se concentra en un diámetro de 10 kilometros, el 75% de la población de Lanzarote. Las grandes transformaciones de las ciudades son a través de apuestas arriesgadas. Pregúntele a Barcelona. Pero aquí la FCM se opone sólo porque cree que un nuevo aeropuerto permitiría más desarrollo de la isla, porque podrían venir más aviones. Por eso se opone, lo otro le da igual.

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