Évora, una ciudad medieval entre Badajoz y Lisboa
Situada en el corazón del Alentejo, combina un importante patrimonio histórico con el encanto de una pequeña ciudad de casas bajas y ambiente tranquilo
Évora es una pequeña ciudad del Alentejo que combina un importante patrimonio histórico, que se remonta, en muchos casos, a la época romana, con la tranquilidad, la calma y la arquitectura tradicional de una pequeña ciudad alentejana con casas bajas en las que predominan los colores blanco y amarillo. Se trata de una de las ciudades medievales mejor conservadas de toda Portugal y actualmente Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Además, es una ciudad pequeña y se puede ver perfectamente en un solo día, disfrutando de las iglesias, los conventos y las ruinas romanas.
Apenas a una hora de Badajoz, y de camino a Lisboa, se encuentra Évora, en cuyo corazón se ubica la Praca do Giraldo, de donde salen las principales arterias de la ciudad a los principales monumentos. Es el corazón de la ciudad y uno de sus puntos más bellos. Desde allí se puede partir a cualquier punto de la ciudad. También la plaza es un lugar ideal para comer o ir a desayunar, aunque se llena de terrazas durante el verano un tanto turísticas.
Templo Romano. Una de las cosas que más llama la atención de Evora es su pequeño Templo Romano, el mejor conservado de todo Portugal. Data del siglo II, por lo que es una auténtica proeza poder ver 14 columnas aún en pie. Junto al Tempo Romano está la magnífica Posada/Convento de Evora, con una piscina espectacular.
Iglesia de San Francisco. Se trata de iglesia de arquitectura gótica-manuelina. Construida entre 1480 y 1510 por los maestros pedreros Martim Lourenço y Pero de Trilho y decorada por los pintores regios Francisco Henriques, Jorge Afonso y Garcia Fernandes, está íntimamente ligada a los acontecimientos históricos que marcarán el período de expansión marítima de Portugal. Queda patente en los símbolos de la monumental nave abovedada ojival: la cruz de la Orden de Cristo y los escudos de los reyes fundadores, Juan II de Portugal y Manuel I de Portugal.
Capela dos ossos. Un impresionante monumento que no dejará a nadie indiferente. La Capilla de los Huesos de Évora es una capilla lateral de la iglesia de San Francisco y recibe su nombre porque todos sus muros de sus tres pequeñas salas están cubiertos de calaveras y huesos humanos, como imagen de lo efímera que es la existencia terrenal. Su construcción data del siglo XVI. La capilla tiene un acceso lateral por un patio de la iglesia y hay que pagar entrada para contemplarla.
Catedral de Evora. En lo alto de la ciudad y escondida entre calles está la Catedral de Evora, construida entre los siglos XIII y XIV, es uno de los edificios de estilo gótico más importantes de la ciudad. Destacan las esculturas de su pórtico y su claustro.
Igreja da Graca. Caminando por Evora surge esta pequeña iglesia, una de las mejor cuidadas de toda la ciudad. Destaca su pórtico lleno de columnas y las estatuas que lo presiden.
Patio de Sao Miguel. Recientemente restaurando este patio es uno de los lugares más bonitos de Evora. Está un tanto escondido, algo que hace que no haya demasiado turismo. Destacan las terrazas del fondo y los pequeños jardines.
Palácio dos Duques de Cadaval. Junto al Tempo Romano está el famoso Palácio dos Duques de Cadavel, Palacio que se puede visitar por dentro tanto por libre como con visitas guiadas.
Torre de Sisebuto. La torre cuadrangular de Évora, ampliamente conocida como torre de Sisebuto, es una estructura romana tardía de Évora, situada en la calle Quinta Nova. Es monumento nacional desde 1920 y, forma parte de casco histórico de Évora, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La tradición cuenta que esta torre fue construida por los siervos del rey visigodo Sisebuto. No obstante se cree más plausible que fuera construida por los romanos en el siglo III, en la época en que fue construida la primera muralla de la ciudad. Sus cimientos se asientan sobre los restos de una casa del siglo I que aún conserva varios frescos en sus paredes.
El Palacio de Don Manuel I, situado en Évora, Portugal, anteriormente conocido como el Palacio Real de San Francisco fue construido por Alfonso V, que deseaba tener en la ciudad un espacio real. El palacio, habitado por varios monarcas portugueses, entre ellos Manuel I, Juan III y Sebastián se perdió finalmente en 1895, después de haber recibido la orden de ser destruido en 1619, durante la visita de Felipe III al país. El palacio era, según las crónicas de la época, uno de los edificios más notables del reino, con el edificio principal con claustro renacentista, la sala de la Reina y la biblioteca real, siendo esta una de los primeras en el país.
Murallas de Evora. Saliendo del casco antiguo están las murallas de Evora, murallas que están presentes en gran parte del recorrido y sobre todo, porque para acceder a cualquier punto o a los principales hoteles de la ciudad hay que atravesarlas.
Gastronomía
La cocina tradicional se compone principalmente de platos a base de carne de cerdo, carne de cordero, aceite de oliva, pan y hierbas aromáticas. Estos ingredientes agregan sabor a platos como la açorda à alentejana, el estofado de cordero, la sopa de cazón y platos de caza. También cabe destacar los platos de tradición monástica, como los postres basados en huevos, almendras y cidra cayote, así como el pan de rala, las Encharcadas y Barrigas de Freira. Entre la variedad gastronómica del distrito de Évora, es digno señalar otros platos, como la sopa de tocino, la sopa de verdolaga y la sopa de tomate. También son de destacar los quesos, elaborados a partir de leche de oveja mezclado con el leche de cabra.